El origen hay que buscarlo en la naturaleza, concretamente entre los árboles. Y es que algunas especies de árboles -normalmente robles y alcornoques- producen una serie de agallas o pequeñas excrecencias a modo de "bolitas" a causa de la picadura de algunos insectos. Curiosamente estas perturbaciones naturales a modo de defensa se asemejan mucho a la forma de los testículos del hombre, símbolo por antonomasia de la valentía, la hombría y el coraje. Por lo tanto y si seguimos estas pautas, cuando le decimos a alguien "No tienes agallas", en realidad le estamos invitando a sacar sus "huevos a relucir" tal y como lo hacen los árboles cuando les atacan los insectos.
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2 Comentarios
JAJAJA ME encanta
ResponderEliminarQue interesante, desconocía esa comparación. Muy bien explicado!
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