La columna
La columna es el soporte por excelencia. De sección circular, sus partes esenciales son el fuste o cuerpo que también recibe el nombre de caria o caña, el capitel que las de mata por su parte superior y la basa por la que se apoya en el suelo. Esta función puramente sustentadora pronto se le sumo ya en la antigüedad otra de carácter ornamental. En este sentido los arquitectos egipcios fueron primeros decorar fustes y capiteles con formas vegetales que dieron tres tipologías bien definidas: La columna lotiforme, la papiriforme y la palmiforme. Una variante notable fue asimismo la denominada columna hatórica con la representación de la cabeza del dios Hathor en el capitel. Está concepción tuvo su continuidad en las culturas prehelénicas, el fastuoso palacio cretense de Cnosos ofreció a sus visitantes una visión espacial impresionante por la decoración en color rojo del fuste de sus columnas. Fueron los griegos los que en su mayor medida desarrollaron su función ornamental sentando las bases de su empleo en los siglos posteriores.
Se le debe la formulación de los tres órdenes clásicos que son el dórico, jónico y corintio, que también adoptaron los romanos introduciendo algunas variantes. En la Edad Media a columna paso a formar parte de las portadas y también de los claustros dónde se pusieron por pareja sustentando capiteles con una rica decoración historiada. Durante el Renacimiento se volvieron a emplear los prototipos clásicos mientras que la arquitectura barroca se sirvió de un tipo característico de columna llamada salomónica cuyo fuste se desarrollo en espiral.
Otro soporte son el pilar, especie de pilastra que se diferencia de la columna por ser de sección poligonal. Se empleó generalmente en la arquitectura románica y gótica como núcleo del haz de baquetones que encuentran su prolongación en los nervios de las bóvedas (esta disposición recibe el nombre de pilar fasciculado), la ménsula o repisa, salerizo en el muro que transmite a este la carga vertical que recibe generalmente de la cubierta, y el estribo o contrafuerte, parte del muro adosado en ángulo recto autobús que transmite directamente al suelo el empuje o presión lateral que por la cubierta.
El arco.
La arquitectura adintelada de egipcios y griegos por los romanos al consagrar una nueva forma constructiva: el arco. El arco se define como un elemento sustentado que descarga sus empujes desviándolos lateralmente. Destinado a franquear un espacio por medio de un trayecto generalmente curvo, adoptó en su evolución una gran diversidad de formas. Entre los principales tipos de arco cabe citar el arco de medio punto que consta de una semicircunferencia y que fue empleado con profusión por los arquitectos romanos, románicos y renacentistas; el arco apuntado u ojival compuesto por dos tramos de curva que forman un ángulo en la clave, propio del arte gótico, el arco carpanel con varias porciones de circunferencia tangentes entre sí y pasados desde distintos centros, el arco conopial o flamígero muy difundido en las edificaciones del Gótico Civil en forma de quilla invertida, el arco de herradura formado por más de media circunferencia representativo de la arquitectura islámica y visigoda, el arco escarzano que corresponde a un ángulo de 60 grados, el arco fajón qué dispuesto transversalmente al eje de la nave en las iglesias románicas ciñe la bóveda, el arco lobulado formado por lóbulos yuxtapuestos, el arco peraltado o realzado cuya altura es mayor que la mitad de su luz, el arco por tranquil y que tiene sus arranques a distinta altura uno del otro, el arco triunfal que las iglesias da acceso al presbiterio desde la nave, el arco abocinado que tiene más luz en un paramento que en el opuesto, el arco cegado que tiene tapiada su luz, el arco toral que es uno de los cuatro arcos en los que se apoya la cúpula, el arco arbotante o arco por tranquilo rampante que transmite los empujes de la bóveda a un contrafuerte y el arco crucero que une en diagonal dos ángulos en la bóveda de arista.
Por último cabe definir el arco como un conjunto de piezas forma de cuñas llamadas dovelas entre las que destacan la novela del centro denominada clave que lo cierra por su parte superior y las de los extremos denominadas salmeres que reciben el peso de todos los elementos que la componen. La moldura saliente que suele existir bajo el salmer se conoce como importa. La parte interna del arco recibe el nombre de intradós, mientras que la parte opuesta casi totalmente metida en el muro es el trasdós. Las zonas anterior y posterior son la rosca o arquivolta.
La bóveda.
Por el desplazamiento del arco de medio punto a lo largo de un eje longitudinal se obtiene la bóveda de cañón cuya utilización como elemento constructivo alcanzó una gran difusión en la arquitectura romana, convirtiéndose en parte de las construcciones de carácter público como las termas, las basílicas, los mercados o los anfiteatros.
Posteriormente adaptado la bóveda a sus edificio los monumentos de la Edad Media así como a partir del Renacimiento. La bóveda se distingue por ser una obra arqueada que cubre espacios comprendidos entre muros o varios pilares. Entre los tipos que una mayor difusión se encuentra la denominada bóveda de arista formada por la intersección de dos bóvedas de cañón de la misma altura, la bóveda nervada o de crucería que refuerza sus aristas con nervios, bóveda de abanico en la que los nervios se abren a partir de los soportes y puertos de forma similar a las varillas de un abanico, la bóveda estrellada de crucería en la que además de los nervios diagonales hay toda una rica decoración de terceletes o ligadura, la bóveda de horno que consta de un cuarto de espera y es común en el recubrimiento del ábside semicircular de las iglesias románicas, la bóveda de lunetos como la de cañón pero con la estructura interrumpida varias veces por otras bóvedas perpendiculares, por lo general de menor luz, y la bóveda helicoidal qué cubre una escalera de caracol ascendiendo con ella.
La cúpula.
Proyectada desde la antigüedad como una construcción de proporciones monumentales, la cúpula semiesférica sirvió en particular para cubrir de forma suntuosa grandes espacios de planta central o cuadrangular. En caso de una edificación de planta cuadrangular el paso entre un espacio y otro se realizaba por medio de las trompas o las pechinas que eran una especie de bóveda en voladizo o triángulos curvilíneos que sobresalen del paramento y que forma junto con los arcos torales el anillo sobre el que reposa la cúpula.
En muchas ocasiones como ocurre en la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla se dio una mayor elevación a la cúpula y diciéndola sobre un ancho muro cilíndrico (tambor) iluminación interior del edificio. Esta iluminación de la forzada en ocasiones con la construcción en la parte superior de la cúpula de una linterna, que era una especie de cuerpo cilíndrico con ventanas. Las cúpulas obtenidas mediante el desplazamiento progresivo hacia el interior de las hileras superiores y una serie final de losas de clausura como la de la tumba de Atreo en Micenas (Grecia) o las de las tumbas etruscas reciben el nombre de falsas cúpulas.
Aparejo.
Esta forma de disponer los elementos (piedra o ladrillo) en la construcción de un muro. Entre los aparejos más usuales se distinguen el aparejo a soga que muestra hiladas formadas por las caras mayores o longitudinales de los sillares o ladrillos; a tizón, en el que son visibles las caras menores o transversales, soga y tizón que se trata de una combinación de los dos anteriores, el ciclópeo formado por piedras de gran tamaño colocadas por lo general sin argamasa como ocurre en las murallas de Tirinto (Grecia) o en los lienzos de la de Tarragona, el isódomo o regular cuyo sillares son todos iguales y que fue empleado con frecuencia por los griegos, el pseudoisódomo, compuesto por sillares regulares de dos alturas y dispuestos alternativamente, y finalmente el espigado, formado por hiladas que simulan una espina de pez y empleado con frecuencia para la disposición de pavimentos.
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