ÍNDICE
El origen de Gilgamesh hay que buscarlo en Sumeria, que es por definición la cuna de la civilización en zonas de Mesopotamia. Es conocido por ser el primer mito universal de que existe constancia gracias al famoso Poema de Gilgamesh, escrito allá por la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo. Sin embargo la leyenda de Gilgamesh ya era una realidad antes de eso en la tradición oral de la época; haciendo así referencia a un mítico rey que vivió allá por el 2.500 a.C. Algunos expertos han considerado que existe cierta relación entre la leyenda de Gilgamesh y ciertos episodios de la Biblia y de la Odisea de Homero. Sin duda es un mito muy transcendental en nuestra cultura.
Se trata de un ser que no era del todo humano, ni tampoco del todo divino, con capacidad para hacer hazañas de sobresaliente naturaleza y con un comportamiento a veces excesivamente antipático entre sus súbditos al envanecerse de sus triunfos y reclamar el derecho de pernada, lo cual le permitía yacer con las esposas durante la primera noche de boda.
Estos abusos llegaron hasta oídos de los dioses, que quisieron castigarlo creando un semisalvaje ser llamado Enkidu, capaz de atemorizar a toda la población del reino. Con la finalidad de amansarlo, el rey le hizo llegar una prostituta sagrada con la que el mismo Endiku se casó. Fue entonces cuando Gilgamesh solicitó su derecho de pernada, ante lo que Endiku decidió plantarle cara. A contrario de lo que podría pensarse, Endiku y Gilgamesh terminaron siendo buenos amigos y llevaron a cabo una aventura de forma conjunta para obtener el reconocimiento.
Empieza así un viaje plagado de fenomenales aventuras durante el cual Gilgamesh tratará de conseguir la inmortalidad y a través de él conocerá el sentido de la vida, la amistad y un alto número de valores y enseñanzas que lo cambiarán notablemente.
La mitología egipcia nos dice que entre Geb (Dios de la Tierra) y Nut (Diosa del Cielo) engendraron varios descendientes. El mayor fue Osiris, Seth fue el segundo, un dios incapaz de controlar sus pasiones y la tercera fue Isis, que en el futuro sería la esposa de Osiris. Entre los tres se fue forjando una relación de amor y odio que generarían el mito que nos corresponde.
Según sabemos, Osiris quitó a los egipcios de la salvaje vida dándoles a conocer los frutos de la tierra, las leyes y el respeto hacia los dioses. El objetivo era hacerles ver la necesidad por mantener una actitud cívica en la Tierra. Para ello emprendió un largo viaje a las afueras de Egipto, por lo que Isis, su esposa, tuvo que quedarse al frente del reino, algo que aumentó el odio hacia Seth, quien también aspiraba al trono.
Volvió Osiris y Seth trató de quitárselo del medio de diversas formas. Una de las más crueles fue la de despedazarlo en catorce trozos y tirar cada una de sus partes en varios sitios del reino. Pero esta maldad no fue suficiente ante el amor de Isis, quien, con la ayuda del guardián Anubis, rescató los trozos para recomponer a su querido y gracias a su magia (era conocida como "La Gran Maga"), devolvió a la vida a Osiris, pero ya como Dios de los Muertos, otorgándoles el poder de concebir un hijo de forma conjunta. De esta forma nació Horus, quien se enfrentó en crueles combates ante Seth y aunque el resto de deidades impidió que lo matase, Horus fue reconocido como legítimo rey de Egipto.
Es cierto que Afrodita y Venus eran consideradas las diosas del amor por definición, pero antes de ellas estuvo estar la diosa mesopotámica Ishtar, cuyo culto se extendió por todo Oriente Próximo. Sin embargo, "la abuela de Afrodita y Venus" fue menos dulce. Se consideró la diosa de la sexualidad y de la guerra.
Ishtar fue una guerrera temible y despiadada, de hecho en las tablillas babilónicas del rey Asurbanipal se habla de ella como la irresistible en los combates o la indomable en la guerra, además de muchas otras referencias literarias en las que aparece realizando episodios bélicos dotada de una imagen de cierta hombruna (se cree que tal vez en su etapa primitiva pudo haber sido una deidad masculina).
Y es que además de guerrera, la propia y Ishtar fue una diosa astral vinculada al planeta Venus y se le rindió culto junto a la luna y el sol, refiriéndose a ella como Ashtar.
Como diosa de la sexualidad, fue la máxima presión del placer y la voluptuosidad y los mesopotámicos realizaban fiestas orgiásticas bajo su advocación. Una de las más importantes, considerada la hierogamia, se representaba la conexión o la unión entre un dios y una mujer humana. Esta práctica y la prostitución ritual en los templos de Ishtar, que se fueron extendiendo a lo largo de toda la zona mediterránea con el pueblo fenicio, fue objeto de escándalo para las civilizaciones occidentales, que hizo que se perpetuase la imagen de la terrible y a la vez deseada Ishtar.
Corría el primer milenio antes de Cristo cuando los celtas se asentaron en gran parte la Europa occidental. Lograron una gran unidad lingüística, es cierto, pero está amplitud geográfica provocó una dispersión en cuanto a sus creencias y mitologías, lo cual iría evolucionando vente manera a causa de las tradiciones locales. Sin embargo existe una excepción: Lug. Lug fue el único dios celta objeto de adoración en toda la geografía céltica.
Lo conocían como "el polivalente artesano" o "el Politécnico" y se trataba de un dios dominante en todas las ciencias y oficios y modalidades artesana. Todas estas habilidades le ayudarían para obtener el poder del mundo y es que si seguimos su biografía mitológica, Lug se presentó en la corte del rey Nuada, quien por aquel entonces era el soberano de uno de los clanes divinos, pero le negaron la entrada. Sin embargo y en contra de lo que podría pensarse, Lug no se enfadó ni fue arrogante sino que permaneció realizando diferentes oficios, algunos muy modestos, como carpintero, herrero, espadachín, arpista, mago, poeta o guerrero con el fin de demostrar que nadie podía brillar en todas aquellas facetas a la vez como él.
Nuada admiró su potencial y decidió convertirlo en el Comandante en Jefe del Ejército para que estuviese al frente de la gran batalla que su clan librería contra otro clan de dioses primigenios de origen irlandés, al que por cierto pertenecía la propia familia materna de Lug. Allí se encontró Lug con su abuelo Balor, capaz de matar a alguien observarlos con sus diabólicos ojos y quién guiado por un oráculo había tratado de matarlo de niño. Conocedor del poder de su abuelo, Lug le lanzó una onda de piedra al ojo que le salió por la espalda y al proyectar su mirada hacia atrás aniquiló a su propio ejército al morir nada en la batalla. Finalmente Lug fue coronado como rey al morir Nuada en la batalla.
Quetzalcóatl ya fue una deidad para los pueblos anteriores a los aztecas en todo el territorio de Mesoamérica, y tanto es así que incluso en cuevas rupestres de la región ya hay representaciones en alusión a este ser. Los olmecas la representaron con forma de serpiente con un plumaje verdoso, como se puede apreciar en las grutas de Juxtlahuaca, del año 1.200 a.C.
Posteriormente se plasmarían las imágenes del "dragón olmeca", igualmente con aspecto de serpiente y plumas de pájaro que tiene en él los poderes del mundo natural, como la fuerza para germinar la tierra (serpiente) y el poder fecundador del cielo (pájaro) por medio de la lluvia.
La civilización tolteca prosiguió en su culto hacia Quetzalcóatl, hasta tal punto que lo considerado el fundador sabio de su dinastía. Fue un reinado en cierto modo glorioso, aunque al final fue hostigado por los dioses oscuros y, cansado de que el pueblo no obedeciese sus normas, Quetzalcóatl se fue por Oriente con la intención de volver.
Los aztecas interiorizaron gran parte de las tradiciones religiosas y mitológicas de los toltecas, incluyendo la profecía de Quetzalcóatl, que perseguía que el dios volvería con aspecto de hombre blanco con barba acompañado de sus hijos con el fin de poner orden en un pueblo desobediente. Y fue esto una de las causas que allanó el camino de la conquista por parte de los españoles. Hernán Cortés se sorprendió cuando el emperador azteca Moctezuma consideró que el que se presentó ante él era nada más y nada menos que el mismísimo Quetzalcóatl.
El más popular dios hindú es Visdú, un dios caracterizado por tener cuatro brazos y al que se atribuyen providenciales intervenciones en momentos complicados de la historia. De hecho sus hazañas se han recreado a lo largo de la historia. Es un dios que lucha contra el mal y porta cuatro elementos en sus manos: dos de ellos son armas que usa para batallar contra los demonios: el sudarshana chakrá (disco con una serie de puntas con las que degollar) y una maza de oro para aplastar cráneos. El tercer elemento es la shankhá o caracola, empleada para anunciar su victoria y el último es el padma, una bonita flor de loto que usa para sentarse y descansar.
Se le atribuyen hasta nueve intervenciones divinas en importantes actos de la sociedad y que realizó a través de sucesivas encarnaciones o avatares. En la primera de ellas un gigante pez llamado Matsya se enfrentó a un universal diluvio universal, salvando al Noé hindú, Manu, que se alzó como el patriarca de la humanidad. El segundo avatar es de una tortuga cuando ayudó a los dioses a conseguir el agua para la vida eterna de los mortales. En el tercero se convertiría en un jabalí y usó su fuerte cornamenta para excavar hasta el inframundo y rescatar a la Madre Tierra después de que un demonio se la hubiera llevado. Con su cuarto avatar castigó al rey Hiranakashyap, quien quiso obtener la inmortalidad para desafiar la supremacía de los demás dioses. El resto de reencarnaciones de Visnú fueron en forma humana; dos de ellas correspondientes a los más celebrados héroes de la épica hindú: Rama y Krishna, pero además de ello fue el mismo Buda, quien rechazó el hinduismo y creó su religión. Su última reencarnación fue Kalki, donde aparece montado a caballo liderando un numeroso ejército encargado de restaurar el equilibrio.
Cuenta el emperador romano Tácito que para los pueblos germánicos les resultaba una deshonra enorme adquirir con sudor que se puede lograr a través de la sangre de tal forma que no es extraño que en la cúspide del panteón mitológico nórdico se hace un certamen belicoso como Odín, considerado el dios de la guerra y de la muerte.
Odín fue quién creó el mundo junto a sus hermanos Vili y Ve, que combatieron hasta matar a Ymir, que era el fundador te la raza de los gigantes. Cuerpo se lo llevaron al abismo y a través de El creado diferentes elementos de nuestro mundo: De la carne obtuvieron la tierra de la sangre hicieron los mares y los lagos, que los huesos consiguieron las piedras del pelo los árboles y del cráneo la bóveda celestial. EL mundo creado obtuvo el nombre de Midgard, es decir "La Tierra Media", popularizado por J. R. R. Tolkien en El señor de los anillos. Sin embargo era necesario crear más cosas como el sol, la luna y los astros y ello implicaba continuar luchando en las zonas más elevadas las cuales estaban habitadas por gigantes. A pesar de ser un dios guerrero que más adelante batallaría de forma épica entre los Aesir, su tribu de dioses y los Vanir, el otro de los clanes mortales, Odir era un sabio dios chamánico y un gran mago capaz de prever los acontecimientos que sucedería en el futuro. Esto es así porque fue al manantial de la sabiduría que estaba custodiado o su tío materno llamado Mimir, quien para dejarle beber le exigió que realizara un sacrificio: perder uno de sus ojos, ante lo cual Odín accedió y en el mismo manantial abandono uno de ellos como tributo.
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