EL RAPTO DEL CUERPO DE SAN MARCOS - Jacopo Comin Tintoretto

El "Rapto del cuerpo del San Marcos" es uno de los varios encargos que el médico Tomaso Rangone solicitó al maestro Tintoretto. San Marcos es conocido por ser el patrono de la ciudad de Venecia (incluso su bandera tiene impresa la imagen del León de San Marcos como atributo distintivo de la ciudad), pero antes de eso, fue un conocido predicador en Alejandría, ciudad en la que perdería su vida.

El rapto del cuerpo de San Marcos
Jacopo Comin Tintoretto
Galería de la Academia de Venecia
1562


Su cuerpo descansó allí hasta que a principios del siglo XI un grupo de navegantes de origen italiano se hizo con él para trasladarlo a la ciudad italiana, donde reposa hoy. De hecho, la conocida basílica de San Marcos de Venecia está levantada especialmente para albergar los restos de este Evangelista, un personaje muy venerado en este enclave.

Basílica y Plaza de San Marcos (Venecia)


Tintoretto destacó por sus originales composiciones. Concebía los cuadros como una especie de escenario teatral compuesto por grandes profundidades y abundantes elementos arquitectónicos. Los personajes sin embargo los desplazaba en muchos casos hasta los extremos de lienzo, rompiendo de esta forma con la tradicional jerarquía central de las escenas principales.

Otro de los aspectos que llama poderosamente la atención es el ambiente en el que se envuelven sus cuadros. La atmósfera es intensa, fantasmal, tenebrosa, un tanto extravagante e irreal, al igual que las arquitecturas. No obstante, la sensación que transmiten sus obras no son excesivamente negativas ni de rechazo, sino más bien de incetidumbre. Fue, sin duda, un maestro de la introspección de los personajes y los ambientes lúgubres. Tanto es así que muchos surrealistas vieron en él un ejemplo a seguir gracias a esos extraños "juegos" de posiciones y significados del que dotaba a sus lienzos.

El influjo manierista se hace patente en varios puntos. En primer lugar lo vemos en el pasillo central: está vacío casi por completo mientras que a la derecha se localizan todos los personajes, lo cual crea una sensación un tanto "agobiante", acentuada además por el escorzo y la posición inestable que toma el cuerpo de San Marcos, un recurso manierista por definición.

Hay muchísimos elementos introducidos de forma consciente que incrementan ese gusto por lo irreal y lo anormal. Fijémenos por ejemplo en el personaje tumbado en el centro del pasillo, o la extraña figura que sostiene una cortina en un primerísimo plano; eso por no hablar de los inesperados personajes que se entremeten entre la columnata a base de antorchas y humo o el exotismo del caballo a la derecha del cuadro.

La atmósfera es, en su totalidad, uno de los puntos más destacados de este lienzo. La escena se desarrolla en un ambiente de tormenta, triste, lúgubre, taciturno, lo cual incremente aún más si cabe esa extraña sensación de turbación y desasosiego por lo que allí se acontece.


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