TEATRO ROMANO DE MÉRIDA
ANFITEATRO ROMANO DE MÉRIDA
CIRCO ROMANO DE MÉRIDA
Los edificios de espectáculos públicos romanos fueron lugares con una importancia capital en la vida de las ciudades. Constituían la razón de ser de determinadas festividades, aunque también es cierto que en muchos casos tenían un fuerte carácter de propaganda y publicidad para algunos magistrados de la ciudad. En estos emplazamientos, destinados al ocio, eran habituales la convivencia social de las poblaciones del entorno, pues las carreras o los combates en el anfiteatro eran auténticos espectáculos que atraían y movilizaban a mucho público de comunidades del entorno, algunas de estas incluso no romanizadas. Para todo ello era necesario levantar construcciones monumentales, enormes, por ese motivo (interrumpir el trazado regular de las ciudades romanas), estos edificios no se suelen encontrar en la zona central de los núcleos urbanos. Además la cantidad de la gente que acudía al llamamiento de tales eventos era inmensa y era necesario disponerlas en un lugar donde el tráfico social fuese fluido.
Maqueta de Emerita Augusta |
Por todo ello la mayoría de las ciudades tendrían algún edificio destinado a estos fines lúdicos y en el caso de las capitales de provincia como Mérida o Córdoba contarían con la tríada completa: teatro, anfiteatro y circo. Curiosamente y a diferencia de los espectáculos actuales, estas celebraciones solían ser gratuitas, pues normalmente estaban financiadas por el poder imperial de Roma o diferentes personalidades del ámbito social, político, etc. Sin embargo, en algunas ocasiones era la propia colonia la que pagaba todo aquello y a veces eran los mismos magistrados los que se encargaban de ello. Cabe recordar que estos eventos eran un "derecho" de los ciudadanos y no "artículos de lujo".
A pesar de ser eventos gratuitos, es cierto que los asistentes debían colocarse en función de su categoría socio-económica. De este modo la zona de los asientos estaba dividida en sectores de forma clara: las más próximas a la escena era para la gente de poder, y el resto para ciudadanos. Arriba, los esclavos o no ciudadanos romanos.
Para edificarlos normalmente se usaban zonas de ladera o relieve inclinado de manera que el graderío se construía adaptándolo a la forma topográfica de esa pendiente. Eso le salvaría de problemas estructurales y le proporcionaría mejores prestaciones de situación. De esta puntualización ya se hizo eco el mismo Vitrubio, quien decía además que estas construcciones debían estar orientadas hacia el sol. Sin embargo, en zonas como Extremadura o Córdoba, donde el calor es extremo, esto era cuanto menos algo muy arriesgado.
Mérida, al ser capital de provincia, tuvo las 3 tipologías y además muy próximos entre sí, creando así un área muy característico. Responde a un mismo esquema siguiendo un eje es paralelo. El Teatro y Anfiteatro de Mérida se encuentran aprovechando el Cerro de San Albín en cuya ladera se insertarían ambos edificios para ahorrar y optimizar la construcción.
El teatro romano de Mérida fue excavado durante el pasado siglo XX, con una escena casi reconstruida usando elementos descubiertos en la zona y tomando como referencia algunos teatros del Norte de África. Tiene la cávea para los espectadores, la escena y el frente escénico. Existiría una zona ajardinada para el descanso entre los 3 actos. Decía Ovidio que “Al teatro se va para ver y ser visto, poco importan los versos que se digan”. Sin embargo, estamos ante el monumento más visitado y laureado de la ciudad, considerado tambien como una de las 12 Maravillas de España, y no es para menos. Su origen se remonta al año 15 a.C, durante el mandato de Marco Agripa. Hasta el siglo XX no se restauró ya que permaneció enterrado durante muchos siglos el cristianismo por estar considerado un lugar de ceremonias paganas. En su interior vemos un imponente graderío que originalmente estaría tapado por un velo, asentado sobre una ladera y donde se sentarían las personas en altura de menor a mayor importancia, siendo la parte de abajo la destinada a los gobernadores y altos dignatarios. Además, la entrada era gratuita, la representación la pagaban los ediles, pero como los actores eran esclavos, las ganancias eran para el dueño de ellos. La comedia, drama o tragedias así como las obras teatrales tenían hueco en este edificio. los actores usarían diferentes máscaras con diferentes expresiones para ambientar un poco la escena.
La cávea estaba hecha de un nucleo de hormigón y recubierta con cantería, que se iría acarreando para otras construcciones. Se organizaba por grupos de carácter económico diferente: Imma cavea, más próxima y reservada a los grupos políticos y socioeconómicos más importantes. Los personajes más importantes se colocarían en sillas. Luego estaría la Media cavea para el grupo de ciudadanos en general y la Summa cavea para ciudadanos en general. El de Mérida cuenta con una red radial de vomitorios. Abajo, la Orchestra, destinada al coro. Las mujeres por su parte no podían participar. La acción se desarrollaría en el Pulpitum, donde tambien se guardarían elementos para ayudar y decorar todo ello. Los frentes escénicos eran muy ricos con un mármol muy vistoso que siempre tendrá 3 puertas: la central para la entrada de los actores y dos secundarias.
En la parte posterior habría una especie de “vestuario” o camerino para los actores. En la escena podemos ver una estatua de Ceres, la Diosa de la Tierra así como la de Plutón o Proserpina y estatuas de emperadores que les gustaba aparecer como dioses y ya de paso, promocionarse como hombres de poder, aunque las esculturas originales se conservan en el Museo para que no se deterioren. Existen 3 entradas para que el desarrollo de la escena no sufriese parones y todo fluyese con total normalidad. Curiosamente no es necesario el uso de micrófonos ya que la estructura del monumento es tan perfecta que el sonido se propaga con total perfección. Tras ella tenemos las dependencias de los actores con el Aura Sacra, con jardines y pozos, tal vez para rituales de preparación antes de acceder a la representación. De la estructura del jardín se conservan incluso los canalillos para el riego. Hoy el Teatro sirve de escenario para importantes acontecimientos culturales y en él se celebra el prestigioso Festival de Teatro Clásico de Mérida. Además, desde 1993 es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Anfiteatro Romano de Mérida. Conviene recordar que en el año 25 a.C, Octavio Augusto mandó fundar Augusta Emerita, ciudad destinada a los veteranos y viejos comandantes de las Guerras Cántabras, convirtiéndose ésta en la capital de toda la Lusitania. Este edificio promovido por el emperador Augusto cuenta con 16 puertas de acceso o vomitorios y tiene una capacidad de al menos 15.000 personas. Lógicamente se encuentra alejado de la primitiva ciudad romana dada la aglomeración de gente que acudiría a este lugar. En el centro de arena, tendrían lugar los combates entre gladiadores, (a veces a vida o muerte) y entre fieras y animales salvajes. Por el acceso mayor tenía lugar la entrada y salida de los combatientes, con una comitiva que portaba dioses para la protección y la conmemoración durante el combate. Todo ello se daba a conocer en la ciudad días antes de la celebración. Los gladiadores, vestidos ricamente, atravesaban la ciudad para el disfrute de los emeritenses. Curiosamente la noche antes comían todo lo que querían, pues deberían estar llenos de energía para la disputa en el siguiente amanecer, mientras que en los alrededores habría puestos de comida, videntes, bailarines, etc. Tras el sonido del cuerno, toda la gente se sentaba para ver el inicio del espectáculo.
Cuando un contrincante estaba a punto de darle muerte al otro, preguntaba al público: ¿Matar al vencido, o no? Si los espectadores bajaban el pulgar, arrojaría la espada a la tierra y le perdonaría la vida, del contrario, terminaría con su vida; si bien es verdad que sólo moriría un 10% de los combatientes y muchos de ellos a causa de las heridas accidentales durante el enfrentamiento. El hueco interior o fossa bestiaria se cubría con tablones de madera, haciendo las veces de almacén de animales o de materiales para el desarrollo del espectáculo que, por su parte, tendría la duración de un día entero y a coste cero para los asistentes pues, al igual que ocurría en el teatro, eran pagados por la gente pudiente de la ciudad, todo ello como un sistema de propaganda política. De hecho, en los frentes de ambas tribunas se pueden ver las inscripciones donde está escrita la fecha de la inauguración.
Entre la arena y el graderío estaría el muro o balteus, de gran altura para evitar que las fieras saltasen a la grada. En otros anfiteatros habría una reja de hierro para ese fin. Destacan las dos puertas monumentales de acceso. Por una de ella entrarían los luchadores haciendo el paseillo para colocarse delante de la tribuna y saludar. La segunda puerta, la de la “muerte”, se usaba para sacar los cadáveres o restos de las luchas. Hay una tercera puerta pero no se sabe exactamente su función. En torno a las dos principales hay dos cámaras que se usarían para guardar a los animales. En la puerta de la entrada hay restos de los huecos para colocar una reja. Coincidiendo con el eje corto de la elipse, se encontraban las tribunas, unos palcos para las autoridades más importantes. Había otra, al Tribuna Editoris, para el gobernador que subvencionaba el espectáculo.
Circo Romano de Mérida. Está considerado como el edificio más grande y extenso de Mérida, lo cual justifica que esté levantado justo detrás de las murallas para no ocupar tanto suelo urbano. Data del S. I d.C, y se considera un lugar fundamental para la actividad recreativa de la sociedad, siendo este un complemento de los dos anteriores. Como vemos, el declive de su terreno fue aprovechado para colocar parte de su graderío, por ello está situado más a las afueras de la ciudad, al lado que unía Mérida con Córdoba y Toledo. Estamos ante el circo romano más grande de Hispania y uno de los más grandes del mundo, pues consta de una longitud de 400 metros de largo por casi 100 de ancho, con un aforo de unos 30.000 espectadores. Contaría con 2 palcos: uno para los jueces del espectáculo y otro, como viene siendo habitual, para las autoridades.
La espina central servía como organizadora del espacio y en su origen estaría decorada con obeliscos, pilastras y esculturas cuyas "huellas" aún podemos ver hoy. Alrededor de ella tendría lugar el espectáculo clave: las carreras de caballos en carros, generalmente usando dos o cuatro caballos, las llamadas “cuadrigas”. Cada carrera era normalmente de 7 vueltas y los conductores saldrían de los 12 corceles o aparcamientos de carros que aún se aprecian y tendrían como meta uno de los vértices de la ya citada espina. Aquí se celebraban los espectáculos más esperados y laureados por los romanos, momento que se aprovechaba para hacer sus apuestas.
De entre todas las entradas triunfales, destaca la Porta Pompae, la mejor conservada e importante. Era lugar en el que se llevaría a cabo una solemne ceremonia con sacerdotes y dioses antes del inicio de lo que allí acontecería. Por su parte, los conductores o aurigas, eran personajes muy respetados y laureados en toda la ciudad, por lo que no es extraño encontrarnos con representaciones artísticas dedicadas a su labor. Destacan elementos como la metae con piezas de bronce muy vistosas para que el conductor localizase el final de la spina, pues el polvo, a veces, era tan denso que impedía una correcta visión.
Hasta aquí una pequeña revisión de los principales edificios de espectáculos públicos en una ciudad muy destacada del imperio romano.
Hasta aquí una pequeña revisión de los principales edificios de espectáculos públicos en una ciudad muy destacada del imperio romano.
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