"LA BODA CAMPESINA" (PIETER BRUEGHEL EL VIEJO)

La obra de El Bosco influyó notablemente en alguno de sus contemporáneos, como es el caso de Pieter Brueghel el Viejo (Breda, 1528-1569, Bruselas). Prueba de ello es el refinado gusto de ambos pintores por la miniaturización de los personajes (véase "Triunfo de la muerte", pintado por Brueghel en 1565) y su empeño por llevar a cabo un renacimiento que se alejase del que se estaba realizando en Italia, país al que sin embargo habían viajado en más de una ocasión.

Destaca especialmente en la obra de Brueghel el Viejo un especial interés por la caricaturización de sus personajes, dejando a la vista escenas un tanto irracionales o incoherentes que buscan ironizar a la sociedad del momento y mostrar, a veces sin ningún tipo de tapujos, sus más ocultas debilidades; mientras que El Bosco se decantará más por el terreno de lo simbólico.

Es pues lo grotesco uno de los pilares sobre los que se asienta la obra de Brueghel el Viejo, mostrando en no pocas ocasiones al campesinado y las clases bajas con aparentes consideraciones y tintes burlescos. De este modo mostraba la vida de esta gente como algo rural, primitivo y simplista, oponiéndolo a la vida racional y artificial que era en realidad trataba de criticar.

Se trata en definitiva de invertir la idea o términos: se busca exaltar el mundo del campesinado y contraponerla con la ironía a la insensatez de la humanidad del momento.

Tomaremos como fiel reflejo de ello una de sus más conocidas obras: "La boda campesina", pintada en 1568 y conservada en el Museo de Historia del Arte de Viena. Casi todo lo dicho anteriormente tiene su reflejo en este lienzo.

"La boda campesina"

La novia en cuestión se encuentra sentada ante un amplísimo paño azul, con sus manos entrecruzadas y una sonrisa un tanto estúpida en su satisfecho rostro. El novio, que parece ser el personaje de negro recostado hacia atrás, le hace caso omiso a su mujer y se centra, como el resto de los invitados, en engullir toda la comida posible y en seguir bebiendo. Con envidia observa el músico a los invitados que están ante él, mientras que en el fondo de la estancia un gran grupo de personas se amontonan para participar del festín.

Lo anecdótico y no el acto de la boda en sí mismo es lo que tiene especial relevancia en el cuadro. Podría haber optado por plasmar el momento solemne de la ceremonia y sin embargo el pintor ha decidido captar una escena curiosa, anecdótica pero que sin embargo muestra un fiel reflejo de la personalidad de cada individuo.

La composición del cuadro es otra de las facetas más importantes. Si nos detenemos un momento a observar la escena, vemos que se produce un cierto movimiento hacia el primer plano causado por la gente que se adentra desde el fondo de la estancia. Para contrarrestar tal efecto, el pintor opta por colocar a los portadores de plato, los cuales "frenan" a los asistentes gracias a su estudiada diagonal. Otro de los personajes relevantes es aquel que está cogiendo los platos de la bandeja y los coloca sobre el lugar que ocupan los novios. Gracias a este, la composición se centra y se equilibra en la zona donde están los recién casados, que, sin embargo, no dejan de estar en segundo plano.

Se produce así un sugerente juego de movimientos y elementos visuales que le aportan un gran dinamismo a la obra, creando el ambiente movido y agitado propio de cualquier fiesta, creando un espacio lleno de gente sin ofrecer en ningún momento una sensación de agobio.

Sin embargo, uno de los aspectos más relevantes de esta obra es, como ya hemos dicho, el hecho de plasmar a los personajes principales en un evidente segundo plano y dejar a unos anónimos camareros como los más relevantes a simple vista. Se podría hablar de una composición plenamente moderna y muy avanzada a su tiempo gracias a ese atrevimiento y "marginación" del tema principal.

Todo ello, unido a los colores y redondos modelados de los campesinos, hacen de esta obra un ejemplo de la imaginación y la capacidad para realizar originales composiciones de los pintores flamencos de esta época, dotando a estos lienzos de un altísimo valor artístico por su testimonio plástico y por mostrar "el otro lado" de la historia.

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