Se dice comunmente que Giotto es el precedente de los artistas humanistas del siglo XV, y no es para menos. De oficio, escultor, arquitecto y pintor de la baja Edad Media, es considerado uno de los artífices del inicio del Renacimiento en Italia.
- Título: Resurrección de Lázaro
- Autor: Giotto di Bondone (1267-1337)
- Cronología: 1304-1306
- Estilo: italogótico
- Técnica: fresco
- Soporte: muro (2x1,85 metros)
- Localización original y actual: Capilla de los Scrovegni, Padua, Italia.
Las primeras manifestaciones artísiticas de Giotto se remontan a su más pequeña infancia. Se dice que un día, mientras cuidaba un rebaño de ovejas, se entretenía pintando una de ellas sobre una piedra. Por cuestiones del destino, pasó por su lado el reputado pintor florentino Cimbaue. Al ver la belleza de lo que allí había plasmado, quedó admirado de la destreza conseguida por el joven y convenció al padre del muchacho para dejarle que aprendiese a su lado el oficio.
Destaca en esta obra el empleo de colores muy matizados. Aunque tal vez otro de los aspectos más destacados es el empleo de la luz que, cuidadosamente trabajada, juega con los elementos para dar la sensación de cierta perspectiva.
En cuanto a la representación de las figuras, destaca el empleo de amplios ropajes y cuerpos voluminosos debido tal vez al estudio anatómico de figuras reales. Sus rostros dejar en entredicho el contexto en el que se desarrolla la escena: solemnidad, asombro, veneración...
En esta escena se representa la resurrección de Lázaro la cual se puede ver descrita en el relato del Nuevo Testamento (San Juan capítulo XI) en el que se narra cómo Jesús hizo que resucitase a la voz de: "¡Lázaro, levántate y anda". Lázaro se encuentra a la derecha de la imagen ataviado con un vendaje que solo deja al descubierto su cara, mientras que Jesús aparece a la izquierda del espectador bendiciendo la escena. A sus pies Marta y María, hermanas de Lázaro, muestran su agradecimiento por lo acontecido.
Está considerada como una de las obras maestras de Giotto y se conserva en la capilla de los Scrovegni junto con otra serie de frescos. La obra fue encargada por Enrico Scrovegni, famoso por ser un terrateniente de poder de Florencia que trabajó constantemente por decorar la capilla familiar. En cuanto a la composición cabe destacar que esta obra pertenece a un conjunto que se divide en dos: uno se lo dedica a la Virgen y otro a Jesús.
La figura de Cristo es similar al resto de los asistentes, algo que no deja de ser llamativo ya que dada la importancia y el rango de Jesús se podría pensar que debería ser de mayor magnitud o encontrarse en algún punto destacado. Asimismo los gestos son bastante llamativos. Tómese como ejemplo el personaje que aparece en el centro de la escena ataviado con una túnica verde que mira a Lázaro mientras con una mano señala hacia Jesús y con la otra sostiene su barbilla cómo gesto de reflexión e incluso cierta incredulidad. Tras Jesús se hallan las figuras de sus discípulos y a la espalda del personaje anteriormente citado, los judíos que lloraban la muerte de Lázaro. El mismo Lázaro por su parte aparece con una cara notablemente caridad y carente de expresión. Cierto es que el paisaje es bastante esquemático y carente de elementos efectuando los árboles de la parte superior derecha de la imagen, pero a su vez es suficiente para describir la escena, una escena en la que poco se ve del sepulcro en el que había estado enterrado Lázaro, el cual estaría tapado por una losa que están moviendo los personajes de la parte inferior derecha.
Estos frescos deja en entredicho la posición que adopto Giotto en el arte de su época ya que se sitúa a caballo entre un gótico final y un Renacimiento que se anuncia con detalles que aparecen en esta obra. Por ejemplo: El estilo de ojos almendrados y las aureolas hechas con pan de oro son fruto de la tradición gótica, mientras que el empleo de gestos y el trabajo de la luz sobre la escena son guiños hacia lo que ha de venir.
Giotto fue el principal exponente del estilo italogótico, el cual llegó para superar algunas ideas del gótico italiano del Trecento. Cabe destacar:
El intento por crear ya efectos especiales. Además, el fondo dorado del gótico italiano se va sustituyendo por un paisaje y por estudios anatomicos de personajes en los que la luz cobra gran interés.
Los personajes empiezan a mostrar un cierto estado de ánimo.
Las figuras son penalmente naturales y con cuerpos que se alejan del estilo bizantino y se acerca hacia la naturalidad qué tanto predicaban los franciscanos de la época, con lo que se humanizan las escenas religiosas.
En cuanto a la representación de las figuras, destaca el empleo de amplios ropajes y cuerpos voluminosos debido tal vez al estudio anatómico de figuras reales. Sus rostros dejar en entredicho el contexto en el que se desarrolla la escena: solemnidad, asombro, veneración...
En esta escena se representa la resurrección de Lázaro la cual se puede ver descrita en el relato del Nuevo Testamento (San Juan capítulo XI) en el que se narra cómo Jesús hizo que resucitase a la voz de: "¡Lázaro, levántate y anda". Lázaro se encuentra a la derecha de la imagen ataviado con un vendaje que solo deja al descubierto su cara, mientras que Jesús aparece a la izquierda del espectador bendiciendo la escena. A sus pies Marta y María, hermanas de Lázaro, muestran su agradecimiento por lo acontecido.
Está considerada como una de las obras maestras de Giotto y se conserva en la capilla de los Scrovegni junto con otra serie de frescos. La obra fue encargada por Enrico Scrovegni, famoso por ser un terrateniente de poder de Florencia que trabajó constantemente por decorar la capilla familiar. En cuanto a la composición cabe destacar que esta obra pertenece a un conjunto que se divide en dos: uno se lo dedica a la Virgen y otro a Jesús.
La figura de Cristo es similar al resto de los asistentes, algo que no deja de ser llamativo ya que dada la importancia y el rango de Jesús se podría pensar que debería ser de mayor magnitud o encontrarse en algún punto destacado. Asimismo los gestos son bastante llamativos. Tómese como ejemplo el personaje que aparece en el centro de la escena ataviado con una túnica verde que mira a Lázaro mientras con una mano señala hacia Jesús y con la otra sostiene su barbilla cómo gesto de reflexión e incluso cierta incredulidad. Tras Jesús se hallan las figuras de sus discípulos y a la espalda del personaje anteriormente citado, los judíos que lloraban la muerte de Lázaro. El mismo Lázaro por su parte aparece con una cara notablemente caridad y carente de expresión. Cierto es que el paisaje es bastante esquemático y carente de elementos efectuando los árboles de la parte superior derecha de la imagen, pero a su vez es suficiente para describir la escena, una escena en la que poco se ve del sepulcro en el que había estado enterrado Lázaro, el cual estaría tapado por una losa que están moviendo los personajes de la parte inferior derecha.
Estos frescos deja en entredicho la posición que adopto Giotto en el arte de su época ya que se sitúa a caballo entre un gótico final y un Renacimiento que se anuncia con detalles que aparecen en esta obra. Por ejemplo: El estilo de ojos almendrados y las aureolas hechas con pan de oro son fruto de la tradición gótica, mientras que el empleo de gestos y el trabajo de la luz sobre la escena son guiños hacia lo que ha de venir.
Giotto fue el principal exponente del estilo italogótico, el cual llegó para superar algunas ideas del gótico italiano del Trecento. Cabe destacar:
El intento por crear ya efectos especiales. Además, el fondo dorado del gótico italiano se va sustituyendo por un paisaje y por estudios anatomicos de personajes en los que la luz cobra gran interés.
Los personajes empiezan a mostrar un cierto estado de ánimo.
Las figuras son penalmente naturales y con cuerpos que se alejan del estilo bizantino y se acerca hacia la naturalidad qué tanto predicaban los franciscanos de la época, con lo que se humanizan las escenas religiosas.
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