COMENTARIO DEL CUADRO "LLUVIA, VAPOR Y VELOCIDAD" (TURNER, 1844)

Turner está considerado como uno de los artistas que anticipan algunos conceptos del impresionismo con un estilo en cierto modo romántico y haste en cierto modo emotivo y sentimental. Desde bien temprano se hicieron patetes sus dotes para la pintura y hasta su padre, barbero de profesión, exponía de forma orgullosa algunas obras hechas por su hijo en el escaparate de su negocio.

En "Lluvia, vapor y velocidad" podemos ver algunos de sus rasgos más distintivos. En primer lugar llama la atención la temática, y es que rara vez un tren había sido por él mismo protagonista de una obra. Se trata del Great Western Railway). Esta máquina atraviesa de forma fugar el paisaje bajo una espesa manta de niebla y lluvia en una perfecta fusión de dos elementos a priori contrapuestos: la naturaleza (algo propio de un paisajista como Turner) y el tren, más propio de la sociedad industrial.

"Lluvia, vapor y velocidad", Joseph Mallord William Turner (1776-1851), 1844, romanticismo, óleo sobre lienzo, 91x122 cm, The Nationa Gallery de Londres

Como curiosidad, cabe destacar la anécdota ocurrida con motivo de su exposición en el Salón de Londres de 1844 y es que se cuenta que, según un crítico de la Frazer's Magazine recomendó a todo el mundo "ir a verla antes de que el tren saliera de la pintura", indicando así la perfección con la que Turner consigue ofrecer esa sensación de movimiento dentro de algo estático como es un lienzo.

El color, la luz y la atmósfera son algunos de los puntos más destacados, algo que consigue gracias a técnicas como el embadurnamiento o la raspadura, consiguiendo de esta forma colores difuminados, veladuras y transparenvias.

En cuanto a su composición, se podría hablar de dos mitades difrentes. En la parte superior, el cielo lluvioso y en la parte inferior, el resto de elementos: a la izquierda una pequeña barca con remos, en la parte central dos tramos rectos a modo de puente y el propio tren entre ellos. Y son esos dos tramos que se "vienen" hacia el espectador y esa fugacidad de la imagen rota y difuminada por el movimiento lo que hace que al fijar la vista en el centro, la sensación de que el tren se mueve es real.

Turner fue un paisajista singular ya que en lugar de plasmar de forma pormenorizada y nítida la naturaleza de sus obras, optó por darle un enfoque atípico, con escenas en cierto modo "amenazadoras y destructoras" en las que el ser humano se sentiría indefenso ante ellas. Por eso, lejos de ser meros paisajes naturales, su obra se caracteriza por aplicarle al momento que plasma en ellos unos sentimientos que le da esencia a su definido estilo.

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