EPICTETO: ESCLAVO Y MAESTRO

Hace varios años, mientras leía un libro sobre psicología cognitiva, me encontré con una frase que hasta entonces jamás había escuchado y que me llamó mucho la atención. Esta máxima se le atibuye a un filósofo griego de la escuela estoica llamado Epicteto que durante gran parte de su vida sirvió como esclavo, y dice lo siguiente:

"No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede"

Esta idea defiende que a las personas no nos afectan tanto los hechos en sí mismos, sino más bien lo que nos decimos acerca de esos hechos. Y esto es fundamental porque en esa relación causa-pensamiento está la base del bienestar emocional.

Así pues, la base de los problemas, según este filósofo, siempre dependerán del pensamiento que tengamos porque casi nunca está de nuestra mano cambiar el hecho externo. Randy Pausch ilustraba esta idea diciendo que la vida es como un juego de naipes: no podemos cambiar las cartas que se nos reparten, pero sí como jugamos la partida.

Por ejemplo, imaginemos que Pepe se compra un teléfono. Ha estado ahorrando durante meses y al poco tiempo se le cae del balcón de su casa y se le hace mil pedazos. En ese momento Pepe podrá pensar:

- ¡¡Esto es intolerable!! ¡¡No lo puedo soportar!! ¡¡No me puedo perdonar este error!! ¡¡Soy un absoluto desastre!! ¡¡Ahora no podré usar todas esas aplicaciones fabulosas que me ofrecía este móvil!! ¡¡No sé qué voy a hacer si él!!

O por el contrario, podría decirse:

- OK, mala suerte. Ojalá no se me hubiese caído, pero ya no puedo cambiar este hecho. Me hubiese gustado disfrutar más tiempo de él y disponer de todas esas aplicaciones tan chulas, pero de momento no podré hacerlo. Mientras tanto, me conformaré con mi antiguo móvil. ¡En el mundo hay millones de personas felices que no tienen ni siquiera uno!

Es solo un ejemplo de cómo enfocar un imprevisto. El segundo argumento puede llegar a resultar equióvico. Pero no, no se trata de pensar que cualquier hecho puede ser bueno, sino de aprender a relativizarlos y a darle su justa importancia.

Habló también Epicteto sobre el concepto de la ataraxía estoica; es decir: la 'queja' no es solo inútil, sino que además es una pérdida de tiempo porque no soluciona el problema. Por ejemplo, estamos esperando la llegada de un autobús y este se retrasa. Tener pensamientos como: "¡¡Estoy harto de esta ciudad!! ¡¡Siempre me tiene que pasar a mí!! ¡¡Ahora no podré llegar a tiempo para ir al gimnasio!!" no solo está funcionando como un 'martillo' que te machaca la mente, sino que además son absurdos porque no te ayudan a solucionar el problema: no por pensar eso el autobús llegará antes.

Llama también la atención en la forma con la que enfoca la vida. Habla de ella como si esta fuese un banquete. La comida, el ambiente, la música o la decoración no depende de ti, pero sí depende de ti el comportamiento que tú tengas durante el mismo. Entonces, cuando algo llegue hasta ti, sírvete moderadamente. Si pasa de largo, no lo retengas. Si aún no ha llegado, no lo desees y espera tu turno. Con esta metáfora, nos enseña que es el pasado ya no depende de nosotros y el futuro todavía tampoco. Se trata disfrutar de lo que tenemos ahora, en este momento. Lo que deba venir, llegará.

Aunque su filosofía se extiende mucho más allá, cabe recordar finalmente  la idea que tenía acerca de la "posesión" de las cosas. Decía él que en la vida no deberíamos ser más que viajeros, esto es: llevar lo necesario y pensar que las posadas no nos pertenecen. Con ello quiere señalar la importancia de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y que siempre deberíamos llevar con nosotros (la amistad, el respeto, el perdón...) y no desear con avaricia lo que no sea nuestro. No se trata de una idea conformista, sino de aprender que no todo depende de nosotros ni todo podremos tener.






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