"Rodin tomaba notas de todas las caras de su obras y daba cantidad de vueltas a su alrededor para obtener una serie de vistas conectadas en círculo. Quería una escultura totalmente libre y que cobrase sentido desde los diferentes puntos de vista en la que la luz y la atmósfera cobrasen relevancia"
(Camile Mauclair)
Auguste Rodin (París, 1840 - Meudo, 1917) es, sin duda, uno de los más importantes y conocidos escultores de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Entre sus numerosas aportaciones, cabe destacar la habilidad con la que supo conjugar la estética clásica con las nuevas formas y estilos de la escultura moderna. Su objetivo por tanto fue no tanto copiar la realidad en sí misma, sino valerse de ella para transmitir pasión y sentimiento.
Al igual que Degas en el ámbito pictórico, Rodin trabajó como nadie las nuevas posibilidades de la escultura hasta el punto de que algunas de sus obras ("El hombre de la nariz rota") fue rechazada porque, según el propio jurado, se trataba de una pieza inacabada. En sus obras deja patente el interés por la espotaneidad plástica, con unos guiños al romanticismo y con cierto cariz impresionista fruto en gran parte por los juegos de luces de sus piezas.
Su estilo por tanto bebe de la influencia clásica y muy especialmente de Miguel Ángel, a quien lo estudió en profundidad. Con todo ello supo crear un estilo propio en el que no existe conflicto entre los conceptos de "tradición" y "modernidad", sino más bien al contrario: una conjugación que marca la esencia del artista.
Como hemos dicho, su estilo "inacabado" causó incertidumbre en la crítica. Era habitual verle presentar piezas con más o menos partes sin labrar de forma intencionada para acentuar el principio de expresividad que ello genera. Y fue precisamente esto, el contraste entre lo pulido y lo inacabado lo que le abrió grandes posibilidades porque lo que faltaba debía completarlo el espectador a través de la imaginación.
Cabe señalar que rugosidad de sus piezas vienen en parte por la forma de modelarlas: habitualmente empleaba sus manos para imprimirle un efecto más naturalista.
Por todo ello, Rodin fue considerado como un escultor impresionista (incluso postimpresionista), simbolista, expresionista y romántico. Sea como sea, lo que no cabe dura es que estamos ante unos de los grandes innovadores de la escultura moderna.
Su obra más conocida, "El pensador", fue encargada por el Museo de Artes Decorativas de París e ideada como la pieza clave que presidiría Las Puertas del Infierno, una colosal puerta de bronce de unos 30 metros de altura que representaba al poeta Dante observando el infierno. Más tarde y ya como pieza individual, se transformó en un hombre totalmente desnudo, con brazos, pies y manos de un tamaño extrañamente desproporcionados (influencia clara de Miguel Ángel) y en posición reflexiva.
"El pensador", 1880-1900. Fundición. Bronce. 1,98 x 1,29 m. Museo Rodin, París. Imagen: http://historiarrc.blogspot.com/ |
Rodin se decantó por un tema como la Divina Comedia, mientras que para el aspecto puramente formar tomó como referencia La Puerta del Paraíso de Ghiberti.
El proyecto como tal en realidad no llegó a completarse, pero de él salieron obras como esta o "El beso", consideradas por sí mismas como piezas destacadas de toda su trayectoria.
Rodin siempre concebió su figura como un ser en movimiento, por eso a pesar de ser una pieza que aparentemente está en reposo, se adivina que toda la atención de su cuerpo reside precisamente en la propia acción de pensar: piensa con las manos, la espalda, la cabeza, los brazos. Todos sus músculos se implican en la tarea de la reflexión y se tensionan para acentuar este efecto.
La sensación es que la propia figura se cierra en sí misma: el brazo izquierdo se deja caer por su pierna mientras que el derecho sostiene su cabeza con el fin de mantener la postura y, en definitiva, la concentración.
La factura inacabada de la propia pieza y su consecuente juego de contraste de luces incrementa la sensación de "sufrimiento contenido" del propio individuo.
A pesar del tema con el que fue concebido, El pensador se fue convirtiendo con el paso de los años con la imagen de un hombre anónimo instrospectivo inmerso en sus pensamientos e inquietudes, a veces incluso torturados sobre la propia humanidad.
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