COMENTARIO DE "DÁNAE", DE TIZIANO

Pocas veces antes en la historia del arte, la luz, el color, el aire y la atmósfera han sido más determinantes para que un cuadro cobre su esencia como en "Dánae" de Tiziano (1553). Todo es un conjunto; y así cada elemento de la obra cobra relevancia cuando se pone en relación con el resto.

"Dánae", Tiziano (1488-1576), pintada en 1553. Renacimiento (Cinquecento), óleo sobre lienzo (1,28 x 1,78), Museo del Prado de Madrid.


Al igual que su antecesora, La Venus de Urbino, Dánae también es una recreación de la gran Venus dormida de Giorgione colocada sobre un espectacular e idílico paisaje y acompaña de lujosas telas. Sin embargo a diferencia de esta, Tiziano la plasma con un realismo sin igual. La forma de tratar la luz, el tema, el recurso de colores intensos como el violento rojo de los cortinajes o la colcha, dotan esta obra de una singularidad evidente.

"Venus de Urbino", Tiziano (1538)

"Venus dormida", Giorgione (1508-1510)

No es extraño que Tiziano fuese el responsable de realizar retratos para los más poderosos monarcas y nobles de su tiempo. Formado en el taller de los Bellini, Tiziano pronto obtuvo el visto bueno de Carlos V. Cuenta la leyenda que en una ocasión el monarca se agachó a recoger un pincel que al artista se le había caído al suelo, con el significado emocional que supone tal acto. Se le considera por muchos el primer pintor moderno al concebir el oficio con un nuevo enfoque: la del marchante de arte.

Dánae nos revela la importancia que Tiziano le da a la luz y al tratamiento del color y el escaso interés que muestra en el dibujo propiamente dicho, algo que incluso el mismo Miguel Ángel le llegó a reprochar en alguna ocasión. ¿Quién antes de Tiziano ha trabajado la atmósfera y la luz de una forma tan envolvente?

En este caso, una luz dorada y casi sobrenatural procedente del cielo baña el cuerpo idealizado de nuestra protagonista consiguiendo la plena atención principal del espectador. El efecto de que todo procede de un mundo diferente es acentuado por la lluvia dorada que viene del cielo. Y si centramos la mirada en su cuerpo podemos adivinar una especia de sfumato en el contorno. De esta forma, todas estas variables le confieren un aspecto cálido en un ambiente bastante efectista.

Aunque con algunas salvedades, Tiziano cogió la idea de Giorgione de interpretar la obra no como una suma de elementos independientes sino como una conjunción de cada una de las partes de la obra con el todo. De esta forma, la lluvia se dirige hacia Dánae mientras que su sirvienta trata de recoger las monedas; ambas tan diferentes en su esencia. Dánae, con una piel blanca, carente de las evidentes secuelas del paso del tiempo y el trabajo. Su acompañante, con la tez oscura tal como causa posiblemente de estar expuesta a duras labores y con aspecto y una vestimenta cuanto menos desaliñada.

La obra como tal es bastante dinámica. Se capta el instante en el que el dios llega en forma de lluvia con la finalidad de seducir a la joven Dánae. Por este motivo, la sirvienta se apresura a recoger las monedas para dejar claro que aceptará tal propuesta. De esta forma y aunque la iluminación de da una importancia mayúscula a la obra, Tiziano consigue un juego de miradas: primero a la joven, luego a la sirvienta y finalmente a la lluvia.

¿Qué sabemos de Dánae? Sabemos que según el mito, fue encerrada por su padre, el rey Acrisio de Argos con la finalidad de que se sucediera la trágica predicción de que su sobrino acabaría con su vida. Por este motivo, Zeus se presentó en forma de lluvia y de esta forma concebieron a Perseo, quien acabó con su abuelo, sí, pero por accidente. 

Para realizar la obra, Tiziano se inspiró en la Metamorfosis de Ovidio. Fue realizada por demanda de Felipe II y estaba previsto que formase parte en su conjunto con su otra obra, Venus y Adonis. Tal era la admiración que entre ambos había entre estas dos obras y al parecer otras dos más, que en sus correspondencias se referían a ellas no como obras o como cuadros, sino como “poesías”.

La intensidad casi desesperanzada de esta obra se aleja mucho de lo que había hecho Tiziano 35 años atrás en las alegres bacanales demandadas por el duque Alfonso de Este. Y es que efectivamente, Tiziano se valió de antiguos mitos para tratar de explicar cómo los humanos somos víctimas de nuestras propias circunstancias: de tal modo que Dánae refleja la implacable aceptación del destino a costa de la virtud, El rapto de Europa las casi nulas posibilidades de triunfar de forma honesta y El adiós de Venus a Adonis la impotencia del amor para salvar a los amantes.

"El rapto de Europa"; Tiziano (1560-1562)

"Venus y Adonis" o "El adiós de Venus a Adonis", Tiziano (1554)
-
¿Te ha gustado?
👇¡Déjanos un comentario!👇

Publicar un comentario

0 Comentarios