COMENTARIO - EL JARDÍN DE LAS DELICIAS (EL BOSCO)

—Pero no quiero ir entre locos-, comentó Alicia.
—Oh, no puedes evitar eso-, dijo el Gato -aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
—¿Cómo sabes que estoy loca? —dijo Alicia.
—Debes estarlo —dijo el gato, —o no habrías venido aquí.
Lewis Carroll,  Alicia en el país de las maravillas

El Jardín de las delicias es una de las obras más misteriosas y populares de la historia del arte en general y del Museo del Prado en particular. Todavía hay muchos datos que se ignoran, a pesar de ser una de las pinturas que más visitas recibe en este museo, junto a "Las meninas" de Velázquez. 


No deja de ser paradójico que, aunque cualquier aficionado al arte conozca el nombre de El Bosco (Jheronimus van Aken), no se saben excesivos datos sobre su vida. Sabemos que nació en un pequeño pueblo de Holanda, tuvo mucho éxito entre la élite del momento, especialmente en Bruselas y falleció en el año 1516. Se puede considerar un artista de la aristocracia y de príncipes, lo que le convierte en un pintor ortodoxo. Cierto es que se desmarca del resto por sus extrañas figuras, pero es un pintor elitista, que muestra la ortodoxa cultura de la época. Hay dudas sobre la fecha exacta de esta obra, al igual que sobre lo que observamos en ella. Se aprecia un enorme tríptico pero a diferencia de los habituales trípticos de la época, este no fue diseñado para una iglesia. Exactamente se trata de un cuadro que fue pintado para el palacio del Príncipe de Orange de los Nassau (Bruselas). Para una colección privada, por tanto. Y a pesar de eso, El Bosco emplea el formato habitual del tríptico en contextos religiosos.

La obra cerrada muestra la pequeña imagen en la esquina de Dios Padre acompañado de un libro, se entiende que es la Biblia.  La escena es oscura y se localiza fuera del mundo, lejos de la esfera terrestre. Está mirando hacia una enorme esfera transparente, aparentemente cristalina en la que se observa un disco plano en cuyo centro hay tierra rodeada por agua. Esta imagen representa el tercer día de la creación según el Génesis, día en el que Dios Padre crea el principio del mundo, la Tierra y al hombre. No hay en ese momento luz del sol, por lo que no hay tampoco color. Se trata de una escena mocroma. En las frases de la parte superior se alude a la creación del mundo, no al Antiguo Testamento. Concretamente a los salmos del rey David. 

Se empiezan a observar entonces las rarezas típica de El Bosco, artista cuyo estilo es complejo de explicar. Tal vez es esto lo que le convierte en un genio. Al abrir el tríptico podemos observar tres escenas que siguen una estructura narrativa tradicional de izquierda a derecha. En el panel de la izquierda observamos el paraíso terrenal donde destaca la creación de Adán y Eva junto con otros hombres. En esta escena hay algunos detalles que llaman la atención como los pies entrecruzados de Adán algo que nos remite a un suceso que todavía no ha sucedido como es el caso de la crucifixión de Cristo, un acto que sirvió según la cristiandad para redimir a la humanidad del pecado original representado por Adán. 

El Bosco hace lo que hacen los genios de la pintura, que no es otra cosa que darnos pista para que el espectador empiece a reflexionar. Se trata de un mundo en cierto modo anárquico o extraño típico de la pintura de El Bosco en el que se aprecian formaciones geométricas complejas que parecen proceder de dos sitios: las parábolas bíblicas y del mundo de los sueños, aunque también se han querido relacionar con los proverbios flamencos de tradición popular. Es un mundo en el que los recién creados empiezan a pecar concretamente en el caso de el jardín de las delicias a través de la lujuria y el deseo sexual. 

La escena del panel central es difícil de interpretar por qué no existe una jerarquía clara cómo es habitual en la pintura del Renacimiento. De hecho el espectador no sabe muy bien dónde dirigir su mirada. Quién diría que El Bosco es contemporáneo de Leonardo o Rafael. Durante esta época es habitual encontrar obras en las que es dirigir la mirada hacia un punto. No obstante en el panel central llama la atención la piscina central con forma de fuente en la que curiosamente solo hay figuras femeninas. La mayoría son mujeres rubias con el pelo largo lo cual se ha relacionado con la imagen de Venus que nace del mar y que se aprecia en cantidad de pinturas europeas. Venus es la imagen del deseo sexual, diosa de la belleza y del amor. Estas mujeres inspiradas en Venus están rodeadas solo por hombres. Unos seres que van sobre animales, algo que según la tradición hace referencia a que su vida está gobernada más en base a las pasiones que sobre la razón. El resto de detalles de la escena central es complejo de interpretar. Existen notables alusiones hacia el equilibrio. En la parte superior izquierda podemos ver un grupo de figuras que se asimilan a los trapecistas de circo y personas de distinta raza. Otro de los personajes que llama la atención es la mujer de la parte inferior derecha cuyo cuerpo está lleno de pelo, algo que no tienen las demás. Otras personas miran al espectador y otras se dedican a comer frutos. En la Biblia existe una lectura de la secuencia siguiente a la creación del hombre según la cual uno puede imaginarse el mundo en el caso de no existir el pecado original en el que hay un paraíso dónde hubiese finalizado la vida de no haber pecado por parte de Adán y Eva. Se ha interpretado que lo que El Bosco hace es imaginar ese paraíso perdido, un mundo que jamás llegó a ser, pero si esto fuese así carecería de sentido la lectura de un primer, segundo y tercer paso de forma encadenada. No obstante no debemos olvidar que estamos ante un artista muy libre y como tal podría haber hecho eso. Al final la complejidad del cuadro y la fascinación está íntimamente relacionada con la capacidad de este genio para hacernos sentir empatía sobre cuestiones que al fin y al cabo nos resulta muy complejo de interpretar. 

El Bosco fue un artista muy popular y de gran éxito en vida al igual que ahora también lo es, y en este caso no se trata de contar algo que nosotros no podemos entender del todo. 

De alguna forma tratar de escribir sobre El jardín de las delicias es intentar describir algo que es casi indescriptible y muy difícil de descifrar. Pero hay algunos puntos que nos dan pistas sobre su significado. La primera vez que tenemos noticias de esta obra fue en el año 1517 gracias al cronista italiano Antonio de Beatis, quien la observó en el citado Palacio de los condes de Nassau, en Bruselas. Estamos en un periodo en el que existe un claro declive en el ámbito religioso en Europa y en los Países Bajos con ciertos rumores sobre el capitalismo después de la abolición de los gremios por lo que la obra se ha interpretado de forma regular como una advertencia contra del dulce encia carnal y mundana aunque parece un propósito algo prosaico. 


El último panel es el más lúgubre y en el que se desata el infierno. El Bosco, como buen artista, se guarda lo mejor para el final. Las imágenes del infierno que uno puede interpretar a menudo son bastante más agradables que lo que aquí se aprecia. Un fondo compuesto por tonalidades negras sobre la base de una ciudad en llamas con cuerpos humanos que se amontonan en grupos ejércitos sujetos a extrañas torturas por verdugos cuyas vestimentas son raras y su cuerpo es mezcla animal y mezcla demonio. Por el resto del panel hay estructura que se parece más a locas máquinas que a seres humanos, algunas de lo más inquietantes. En la zona del centro podemos ver una criatura que se asimila a un pájaro sentado sobre una silla de letrina al igual que lo hace un rey en un trono ingiriendo humanos que los excreta nuevamente. Próximo a ella hay un humano miserable a punto de vomitar en un pozo en el que hay otros rostros humanos arremolinados bajo el agua. Por lo general los cuerpos se purga ozone búlgaros por una especie de demonios y pájaros negros rellenos de vómito sangre y como en cualquier mundo caracterizado por el Bosco hay fondos con instrumentos, aunque la tónica general circula en torno a la purga. En efecto hay cierto énfasis musical como símbolo tal vez de la distracción maligna o los cantos de sirena de autocomplacencia y las grandes orejas escabullí das por el suelo aunque atravesadas por un cuchillo, lo cual es una alusión poderosa hacia el engaño de los sentidos. De hecho gran parte de los símbolos y torturas que podemos ver en esta parte del cuadro se observan también en los siete pecados capitales donde nuestros sentidos engañan al pensamiento para que consuma de forma excesiva. Tal vez una de las figuras que más llama la atención de este panel es la que mira hacia fuera de la escena cuyo cuerpo es un caparazón agrietado y está empalado en las ramas de un árbol ya muerto. Algunos lo han interpretado como un autorretrato del artista pero no hay nada cierto al respecto. Sin embargo parece que es la única presencia del concepto de conciencia humana controlada en toda la composición torturada de este panel. La mente de este ser que podría o no corresponderse con el Bosco está distraída tal vez con pensamientos de lujuria que se simboliza en este caso gracias al instrumento que porta sobre su cabeza con forma de gaita, y en cierto modo fálica. 

También se ha querido representar con la cena del Génesis 18.2 en la que Dios acude a la puerta de Abraham acompañado por un par de ángeles disfrazados de hombres comunes. Abraham les abre la puerta y como recompensa Dios les da un embarazo milagroso a los ya ancianos Abraham y Sara declarando así que a través de este acto habrá engendrar a la tribu escogida por Dios en la tierra. También se podría relacionar con el Salmo 33.12 en el que se dice:

Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.
Desde los cielos miró Jehová;
Vio a todos los hijos de los hombres;
Desde el lugar de su morada miró
Sobre todos los moradores de la tierra.
Él formó el corazón de todos ellos;
Atento está a todas sus obras.
El rey no se salva por la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia,
Para librar sus almas de la muerte,
Y para darles vida en tiempo de hambre.
Nuestra alma espera a Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.
Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.

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