Si hay una reliquia preciada en la Catedral de Coria, esa es el Mantel de la Última Cena de Cristo. Una pieza única y de un valor histórico importante, que ha dado mucho que hablar y sin duda tendrá bastante que aportar a medida que avancen los análisis y las pruebas de la misma.
¿De dónde vino? No se sabe a ciencia cierta, pero todo apunta a que llegó desde Oriente. Lo cierto es que fue localizado en el subsuelo de la zona del presbiterio de la antigua catedral, a finales del siglo XIV, entre el 1380 y el 1400 aproximadamente.
Sin embargo, aún hoy tenemos una pregunta en el aire. ¿Por qué estuvo tanto tiempo oculto? Quizás por miedo a que los musulmanes acabasen con él, se podría pensar. Pero se sabe que Alfonso VII conquistó la ciudad en el año 1142, con lo cual cuando el Mantel vio la luz los invasores ya llevaban más de 200 años lejos de allí. ¿Qué pasó? ¿Se le perdió la pista? Son cuestiones que aún están por resolver.
Mantel de la Sagrada Cena, conservado en la catedral de Coria en una arqueta de plata de 1678 de procedencia americana. |
No son pocos los que afirman mediante pruebas que es más que probable que estemos hablando de una pieza auténtica, de valor único. Así es, con pruebas. Nos remontamos al 2007. Aquel año, el prestigioso equipo del ex miembro de la NASA John Jackson de la Universidad de Colorado (quien también ha analizado la Sábana Santa de Turín), investigó a fondo la pieza de Coria y obtuvo unos datos asombrosos. Textualmente, se falla lo siguiente: “La ciencia confirma que eso que dice la tradición tiene visos de ser cierto”y que el mantel es perfectamente coherente con el tipo de tejido, el tipo de textura y el tipo de lino usado en Palestina en el siglo I, lo que aporta certezas” sobre su antigüedad”. Además, las similitudes con el ya citado Santo Sudario de Cristo se han demostrado que son evidentes. Lo menos bueno de todo el análisis es que no se le puede aplicar el llamado método del “Carbono 14” para que los datos sean aún más fiables. (¿Qué es el método del Carbono 14?)
Catedral de Coria (Cáceres) |
Es curioso cómo estos simples objetos de veneración tan pequeños y frágiles han influido de una forma tan sustancial a la composición de las iglesias y catedrales. Cuando España se liberó de la invasión musulmana y el arte cristiano empezó a cobrar vida, las reliquias de los mártires y de los santos eran la excusa perfecta para atraer a los fieles. De esta guisa se exponían en los templos para poder besarlas o tocarlas pero, tal era la Fe y la admiración por ellas, que las iglesias se quedaban literalmente pequeñas, y fue necesaria la construcción de nuevos espacios (girolas, deambulatorios, naves más grandes o más puertas de entrada y salida) para la circulación de todos los creyentes a esa ceremonia.
A la izquierda, el Santo Grial de Valencia A la derecha, Jesucristo en su Última Cena, obra de Juan de Juanes, 1570. |
Sobre el tema de las Santas Reliquias han corrido ríos de tinta, desde los que lo defienden la veracidad de las mismas a capa y espada hasta los que escriben sobre este tema libros tan asombrosos como “El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo” (de Juan Eslava, aunque hoy se considera como un ejemplar atrasado). Lo coherente sería decir que ni todo es blanco, ni negro del todo. ¿Puede haber una parte de mentira? La misma parte que la puede haber de verdad…
Pero hay algunas reliquias que son cuanto menos sorprendentes. Sobre el Mantel de Coria se sirvieron lentejas con pan, restos de una Cena que aún se veneran en el Sancta Santorum de Roma. ¿Cuántas espinas llevaba Jesús en su Pasión? Hay decenas y decenas repartidas todas ellas como reliquias (en El Escorial tenemos una decena, la corona en sí se venera en Notre Dame, París). La lanza del soldado Longinos y que tanto le gustaba ver a Hitler, ¿por qué esa obsesión por ella? ¿Fragmentos de la Cruz? En Santiago, Tolouse, Roma, Jerusalén… Y eso por no hablar del Santo Grial, que ha recorrido medio mundo hasta llegar a Valencia, donde se supone que está el verdadero cáliz, aunque no le faltan otros candidatos. No han sido pocos los fieles que se han acercado a Garrovillas para ver la huella del pie de Jesús el día que ascendió a los cielos. En 1975 murió Franco, pero no sin antes venerar la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús. En la ermita de las Angustias de Huesca se expuso con gran pompa una la supuesta pezuña de un diablo. ¿Dedos de San Juan Bautista? unos sesenta se veneran, aunque es poco probable que los tuviera. Entre México, Perú, Italia, Portugal, Francia, Brasil, Colombia o Venezuela se reparten las 200 monedas de Judas, cuando se dice que este sólo usó 30, (Mateo 26, 14-16). Y así podríamos seguir nombrando la sangre real de Cristo, los clavos de la Pasión, una paja del pesebre, o el prepucio del Señor, este último descrito en los Evangelios Apócrifos, muy venerado por aquel entonces y como no podía ser de otra forma, documentado en varios sitios a la vez durante la Edad Media. Pero entre todas las reliquias sorprendentes, permitidme que me quede con el Suspiro de San José, conservado en una botella en Roma. Me imagino a este pobre señor manifestando su sobresalto por la noticia mientras alguien, no me preguntéis cómo, recoge con cuidado ese aliento exhalado.
Con todo ello, y con las historias tan enigmáticas que envuelven estos restos, el próximo domingo 2 de junio por la noche en el programa semanal de Cuarto Milenio (en la Cuatro a partir de las 00:00h) se hablará de la pieza de la vecina localidad de Coria. Junto al presentador, Iker Jiménez (el cual siempre se ha sentido fascinado por las historias que envuelven al Norte de Extremadura) estará Florencio Javier García Mogollón, catedrático de Historia del Arte, profesor de la Universidad de Extremadura y actualmente al frente de la dirección del Patrimonio Histórico-Artístico de la Diócesis de Coria-Cáceres.
Florencio Javier, quien ha publicado un importante número de libros sobre el arte extremeño, es autor de un ejemplar íntegro sobre los edificios religiosos de nuestra localidad, titulado: “El arte en la Parroquia y ermitas de Torrejoncillo“, de 1984, con bastante documentación sobre este templo antes de ser restaurado. Restauración, por cierto, en la que también participó.
Manuel Jesús Torres Canalo
(Artículo para TTN [28/05/2013])
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