Podríamos decir que la columnata de San Pedro del Vaticano resume en gran medida las características del Barroco. Posee un caracter fundamentalmente funcional, tiene una gran proyección simbólica y tiene un rasgo escenográfico indudable. De hecho esta construcción fue ideada para simbolizar la unión entre la basílica y los ciudadanos. Su forma de "brazos abiertos acogiendo a las personas" de siguiendo el modelo elíptico, respondiendo de esta forma a una arquitectura "abierta, dinámica y plenamente integrada en su entorno"
En esta contrucción, Gian Lorenzo Bernini dio rienda suelta a su idea de arquitectura barroca italiana, sin dejar a un lado los conceptos de la Contrarreforma y expuso en sus obras la idea de poder de la Iglesia católica. Para realizar esta obra, destinó gran parte de su vida y aunque no pudo terminar las torres proyectadas por Maderno, proyectó la plaza como solución a los "problemas de visión del frente basilical".
Uno de los objetivos propuestos por Bernini al inicio de la contrucción era el de proyectar un acceso digno a la basílica, referente de la religión cristiana. Se pretendía "acoger al fiel" y que este tuviese un acercamiento visual y emocional con el Papa, quien se situaría en el balcón de la Loggia al realizar la bendición del urbi et orbi. Además, también se propuso colocar como punto de referencia el gran obelisco del papa Sixto V. Cabe destacar también el inmenso trabajo que se hizo para salvar los desniveles de la zona.
En un principio, Bernini pensó en realizar "una primera plaza delimitada por dos brazos rectos" abiertos para dar paso a una gran plaza de forma elíptica. Con ello se conseguía una perfecta visión del papa desde cualquier punto de vista. El citado desnivel fue superado colocando terrazas a lo largo de la zona. Como ya hemos adelantado, la forma de brazos circulares característica de la plaza simboliza la acogida del fiel por parte de la Iglesia.
Cada brazo está compuesto por una hilera de cuatro filas de columnas acompañadas de pilares toscanos, formando así tres calles interiores bajo un entablamento de tipo jónico. En la balaustrada de la parte superior se pueden contar hasta 140 figuras de santos mártires.
Este proyecto fue clave para dotar a la cúpula de Miguel Ángel la importancia que se merecía. Uno de los problemas a los que se tuvo que enfrentar Bernini fue a la fachada demasiado horizontal que había proyectado Maderno, quien, además, no pudo terminar las dos torres en los extremos de la misma. La cúpula renacentista, hasta entonces, estaba destinada a un segundo plano. Para salvar esta cuestión, Bernini adoptó algunos recursos ópticos que sirvieran para acentuar la altura de la fachada con el objetivo de hacer de la cúpula "la cabeza visible del cristianismo". La altura notablemente reducida de la columnata respecto a la basílica y la esbeltez de las figuras gigantes del frente de la basílica fueron alguno de los recursos que utilizó.
Pero, ¿qué hay tras esta contrucción? Debemos tener en cuenta que estamos en un período en el que la Iglesia empezaba a retomar con fuera un poder que había sido mermado años atrás. Además, la Contrarreforma tuvo como uno de sus objetivos sorprender y conmover al fiel a través, entre otras cosas, de arquitecturas como esta que provocasen emociones. De esta forma y según el propio Bernini, cuando el fiel visita la zona se "pierde" entre un bosque de columnas de tal forma que se deja ver el edificio aunque difícilmente puede ser visto de forma completa gracias a uso de una visión cambiante que le otorga en entorno arquitectónico; todo ello acentuado por el juego de claroscuros que impregna el ambiente. Finalmente y tras atravesar ese sinfín de columnas, el espectador se sorprende al encontrar ante su persona la grandilocuente fachada en la que destaca el volumen de la cúpula. Ya en el siglo XX y dentro del proceso de reurbanización del entorno, la plaza queda como punto distintivo en la parte final de la gran Via della Conciliazione, que se traza a partir del río Tíber.
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