En el seno de la provincia de Cáceres, junto donde las aguas del Tajo y las del Tiétar se cruzan y se conjugan con las bravas sierras y laderas llenas de vegetación, los hombres del antepasado encontraron un privilegiado enclave para vivir.
Tal fue la admiración de los romanos por esta zona que la bautizaron como "Monfragorum", o lo que es lo mismo: "Monte fragoso", en clara alusión a su característico aspecto. Más tarde y ya en época musulmana, esta zona pasó a denominarse "Al Mograf" ("El abismo") y fue entonces cuando en la zona más escarpada se empezó a levantar una fortaleza compuesta por cinco torres y un par de amurallados recintos como medio de defensa del río Tajo. No fue sin embargo nueva esta construcción. Ya las tribus celtas habían emplazado sus castros aquí para defense de los romanos y estos últimos empleaban esta zona como punto estratégico de vigilancia.
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La leyenda cuenta que El Kaid, un prestigioso gobernador, tuvo una hija llamada Noeima que, según se cuenta, su bulliciosa personalidad hizo que se enamorase fervientemente de un caballero cristiano. Enterado su padre de este hecho, maldijo esta unión y condenó a su hija para vivir aisladamente en aquel paraje hasta "la consumación de los siglos".
Para visitarlo habría que tasladarse hasta el término de Torrejón El Rubio y aunque ya no está, al parecer a los pies del castillo habría una primitiva aldea que hoy ya no existe. La construcción se emplaza justamente al oeste del Parque Nacional de Monfragüe sobre un gran peñasco que en sus tiempos actuaba de defensa natural ante el enemigo y se compone de dos partes: un recinto exterior bajo (que es el más antiguo y donde se localizaría la puerta de acceso) y otro interior alto.
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Toda ella se compone de grandes bloques graníticos poco labrados y debemos imaginarnos la construcción compuesta de cinco torres, aunque hoy solo queda en pie la denominada Torre del Homenaje y algunos restos de lo que parece una torre cilíndrica. La Torre del Homenaje es esencialmente almohade, de planta pentagonal y de sillería compuesta por piedra pequeña.
Durante la Guerra de Sucesión, el Castillo de Monfragüe fue usado como tal por los contendientes en la disputa por esta zona, lo que ocasionó evidentes daños y desperfectos. Y si esto no fuera poco, la Guerra de Independencia terminó por consolidar esta tendencia destructiva, quedando la construcción en un estado ruinoso.
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