DIEGO VELÁZQUEZ: BIOGRAFÍA, CARACTERÍSTICAS Y PRINCIPALES OBRAS

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, más conocido como Diego Velázquez nació en junio de 1599 en la ciudad de Sevilla y falleció el 6 de agosto de 1660 en Madrid y está enmarcado dentro de la pintura española del siglo XVII y dentro del apogeo del movimiento barroco. 

Algunas de sus principales obras son: 

  • Vieja friendo huevos (1618)
  • Felipe IV (1623 y 1628)
  • La fragua de Vulcano (1630)
  • Retrato del papa Inocencio X (1650)
  • Venus del espejo (1647-1651)
  • Las meninas (1656)
  • Las hilanderas (c. 1657). 

Velázquez es sin duda uno de los tres principales representantes del arte barroco del siglo XVII junto a otros pintores como Pedro Pablo Rubens o Antonio Van Dyck. Sus primeros pasos dentro del mundo de la pintura los daría Sevilla iniciando así una carrera como pintor para pasar más tarde a trabajar en la corte de Madrid, donde ya deja entrever un estilo identitario particular que se nutre de influencias italianas y flamencas y revoluciona la tradición pictórica hispánica al aportar de modernidad a la corte de Felipe IV. 



Velázquez fue una persona culta, ahora, se le considera uno de los más grandes retratistas aunque destaca en otras facetas como la pintura de género, o los temas religiosos y mitológicos. Desarrollo como muy pocos estudios sobre el color y el volumen que le ayudaría a que la verdad emane de sus personajes y así organizar el espacio que representa a su vez con una destreza alucinante. 

Se sentía fascinado por la representación psicológica y pinta a todos sus modelos con una intensidad hasta entonces poco vista, bufones o simples campesinos. Arafo puente creciendo constantemente su repertorio pictórico hasta alcanzar la perfección. Del claroscuro de Caravaggio durante su periodo en Sevilla y llega a la libertad cromática de sus últimos años pasando eso sí por la influencia del arte italiano. Ascenso rápido le cuesta el desprecio de muchos artistas rivales y su austera estética choca con la indiferencia del público. Tanto es así que durante varios siglos la historia del arte se ha resistido a darle el lugar que realmente merece. Fue redescubierto en el siglo XIX y se le considera por unanimidad uno de los mayores genios del arte español de su época, si no el que más.

LA CONTRARREFORMA

Para entender el contexto en el que Diego Velázquez realiza su obra debemos hacer mención a la Contrarreforma o reforma católica coste de la Iglesia Católica Romana durante los siglos XVI y XVII a la reforma protestante es que afectan al norte de Europa.

El punto determinante es la reacción católica en el Concilio de Trento desarrollado durante los años 1545 y 1563 la renovación profunda de la Iglesia y la reafirmación de su autoridad. En este concilio se adoptan una cierta cantidad de medidas con el objetivo de compartir la pasión del protestantismo, una reconquista de algunos territorios, la creación de nuevas órdenes religiosas, reformas dogmaticas, crecimiento disciplina o el restablecimiento del Tribunal de la Inquisición. En Italia generaciones de papas trabajarán con el objetivo de respetar estos preceptos y en España, un país católico y muy ferviente en este aspecto, ceuta org tener especial cuidado en seguir las directivas del Concilio al pie de la letra y de esta forma la Inquisición, un tribunal eclesiástico formado básicamente por dominicanos ya había sido restablecida en el año 1478 para luchar contra la herejía.

La Contrarreforma ejerce una fuerte influencia sobre el arte y la Iglesia incitó a que se representa en los temas religiosos y las obras se someten a una total censura por parte de la Inquisición. De esta forma en el año 1573 el artista italiano Veronés se ve obligado a prestar declaración ante el tribunal por una representación polémica debla última cena. Por su parte los papás favorecerían la expansión del arte barroco que sitúa la gloria de Dios en el eje de todo. Contra la austeridad del protestantismo la iconografía católica quiere representar imagen grandiosa del cristianismo. De esta forma en o en pintura estarán de moda las demostraciones ostentosas y las puestas en escena con gran pompa y espectacularidad cuadros en una gran efecto dramático y dentro de las iglesias abundarán las decoraciones suntuosas a cada cual más teatral. Así pues al controlar la producción de las artes la Iglesia quiere imponer su soberanía en el mundo a través de la exaltación del sentimiento de lo divino.

EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL

El siglo XVII está considerado por la historiografía como el Siglo de Oro español y es bajo la dinastía de los Habsburgo durante los años 1506 y 1700 cuando España alcanza un poder político y cultural sin precedentes, desarrollado considerablemente gracias a una generacion de dramaturgos de la talla de Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca. De la misma forma en literatura ve luz la novela española más famosa de todos los tiempos: Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. Se llevan a cabo grandes obras arquitectónicas como la construcción del palacio del Escorial o la renovación del Alcázar y de la Plaza Mayor.

El arte se articula dos focos de creación bien definidos, Madrid y Sevilla. El Greco es uno de los artistas españoles que primero experimenta la influencia del Renacimiento italiano tardío, más en concreto del estilo manierista que se desarrolla en Italia en los años 1520 y se centra en intensificar la manera de los grandes pintores del Renacimiento como Miguel Ángel y Rafael sobre todo al proponer colores con un gran contraste y alargar las figuras. Por lo general la pintura Ibérica incorpora el modelo renacentista su tradición pero respetando siempre los principios de la Contrarreforma, canto del arte barroco. Su apogeo con Felipe cuarto quién fue un gran mecenas y coleccionista y cuyo reinado bien acompañado paradójicamente del declive de la monarquía. Además de verdad que los otros pintores destacado de esta época serán Francisco de Zurbarán, Alonso Cano y Bartolomé Esteban Murillo todos ellos dentro del Siglo de Oro español.

BIOGRAFÍA

Diego Velázquez nace en Sevilla allá por el año 1559 probablemente en el mes de junio y aunque no se conoce su fecha de nacimiento si podemos saber qué es bautizado el 6 de junio de 1599 en la iglesia de don Pedro. Diego es el mayor de 8 hermanos.  Tu padre era Juan Rodríguez de Silva y fue un hidalgo de origen portugués mientras que su madre se llamaba Jerónima Velázquez y provenía de la nobleza sevillana. 

En 1600 y después de una breve estancia en el taller de Francisco de Herrera el Viejo pasa a cargo de Francisco Pacheco, pintor erudito italianizante con una gran reputación y con una buena red social. Diego Velázquez firmaría un contrato de aprendiz a lo largo de 6 años y en esa talleres joven frecuenta a hombres muy influyentes cómo aristócratas o intelectuales. Francisco Pacheco en la inmobiliaria su mirada de artista y le transmitiría su pasión por los pintores y los artistas del Renacimiento italiano, fundamentalmente de Miguel Ángel y de Rafael. 

En 1617 Diego Velázquez consigue el título de maestro lo cual le permite abrir su propio taller y realizar contrataciones a aprendices. Un año más tarde se casa con la hija de Francisco Pacheco, Juana, con la que tendrá dos hijas. En este contexto Diego realiza sus primeras obras importantes algunas muy conocidas como Vieja friendo huevos, El aguador de Sevilla y La venerable madre Jerónima de la fuente. Siguiendo la tradición andaluza adoptar apellido materno y firma sus primeros lienzos con el nombre de Diego Velázquez. 

En el año 1622 y fruto de su amistad con el capellán del rey Juan de Fonseca, Francisco Pacheco envía a su yerno Diego Velázquez a Madrid donde Fonseca le presentará las colecciones del palacio del Escorial. El joven Velázquez observa con alegría las obras italianas y flamencas que la Familia Real ha ido acumulando con el paso de los siglos y además es presentado al favorito del rey y administrador del reino, el llamado Conde Duque de Olivares, quien le consigue el encargo de un retrato de Felipe IV un año más tarde. Cuando regresa a Madrid en el año 1623 con su obra bajo el brazo, diego Velázquez se hace con el reconocimiento de la totalidad de la corte; y el rey, cautivado por su talento,  lo nombra pintor del rey y lo ordena que se instale en Madrid.

De esta forma comienza un ascenso social al punto de que paulatinamente Diego Velázquez eclipsaría a todos sus rivales. 

En 1627 se le galardona en un concurso que organiza entre diferentes pintores del rey cuya finalidad es decorar el salón del Palacio Real del Alcázar. Es entonces cuando Velázquez es nombrado ujier de cámara del rey y un año más tarde se convierte en pintor de cámara. Esta era la función más importante para un pintor de la corte y si viene este título prestigioso lo lleva a elaborar principalmente retrato de la familia real y la verdad es que también recibe determinados encargos de particulares. 

En 1618 conoce a Pedro Pablo Rubens con quien tendría una amistad y realizaría sus primeras composiciones mitológicas conocidas tales como El triunfo de Baco o Los borrachos. Siguiendo los consejos del artista flamenco, Diego Velázquez lleva a cabo un primer viaje a Italia que será clave para su evolución artística. 

Desde el año 1629 y hasta 1631 Diego Velázquez realiza una primera estancia de 2 años en Italia para complementar su formación y perfeccionarla en todos los sentidos tanto técnicamente como para enriquecer su repertorio pictórico junto antiguos maestros. Después de un breve paso por Génova llega a Venecia y es ahí entre los canales sinuosos dónde recorre los museos y copia a Tiziano, Tintoretto y Veronés. Posteriormente pasaría a Ferrara donde descubre las obras de Giorgione y posteriormente visita Milán y Bolonia antes de ir a Roma. El pintor español estaba situado bajo la protección del cardenal Francisco Barberini y recibe una calurosa bienvenida y además se le autoriza el acceso a las colecciones vaciladas para que tenga la posibilidad de copiar las esculturas antiguas y las obras de Miguel Ángel y Rafael. 

Durante el verano de 1630 Velázquez reside en la Villa Medici y para acabar el viaje se dirige a Nápoles antes de regresar a Madrid. 

La Villa Medici es un palacio localizado en la colina del inicio a las afueras de Roma y debe su nombre a su fundador el cardenal y mecenas Fernando de Medici, que vivió durante los años 1549 1609. En el siglo XVII es una tapa obligatoria para aquellos artistas extranjeros que visitan Roma puesto que allí se alberga la segunda colección más grande de estatuas antiguas tan solo por detrás de la del Papa. Desde el siglo XIX la Villa Medici es la sede de la Academia de Francia y principal lugar de residencia de los artistas franceses en Roma. 

Villa Médici



Durante la década de 1630 a 1640 Velázquez iría adquiriendo una madurez artística notable y su arte está en su punto álgido. En este punto acaparan su trabajo por completo dos obras como son el Palacio del Buen Retiro (la nueva residencia secundaria del Rey en Madrid) y la torre de la Parada (un pabellón de caza cerca de la ciudad). Para el Palacio del Buen Retiro crea varias composiciones en las que exalta el poder español y entre ellas una serie de cinco retratos ecuestres en los que representa a Felipe III, Felipe IV, la reina Margarita de Austria, la reina Isabel de Borbón y el príncipe heredero Baltasar Carlos de Austria; así como La rendición de Breda y el retrato del bufón Pablo de Valladolid.

Pablo de Valladolid, Velázquez


Para la decoración de la Torre de la Parada Diego Velázquez pinta tres escenas de caza donde aparecen respectivamente Felipe IV, su hermano Fernando de Austria (el cardenal) y el príncipe Baltasar Carlos de Austria, así como retratos de filósofos y de bufones. Mientras tanto Diego Velázquez sigue subiendo en la jerarquía social y en el año 1636 accede al puesto de ayuda de guardarropa para posteriormente ascender al rango de ayuda de cámara del rey en el año 1643, y un año más tarde se convierte en superintendente de las obras reales. No obstante sus nuevas funciones la obligan a aparcar su paleta para acompañar al rey en todos sus desplazamientos.

La rendición de Breda, Velázquez


En el año 1649 Velázquez es enviado una segunda vez a Italia con la finalidad de adquirir obras y enriquecer las colecciones reales, distancia que se prolongará por 2 años donde el artista pasará por ciudades como Génova, Milán, Venecia, Roma y Nápoles tal y como hizo en su primer viaje y dónde le reciben todos con los máximos honores. Se hace de obras de los venecianos Tiziano, Tintoretto y Veronés por cuenta del monarca y realiza varios retratos de la corte papal. En particular una tela suscrita la admiración de todo el mundo: El retrato del Papa Inocencio X, que lo realiza en Roma en el año 1650. El artista español es elegido miembro de la Academia de San Lucas la cual es una de las academias de arte italianas más antiguas, y de la Congregación de los virtuosos del panteón una de las diez academias pontificias. 

Velázquez regresa a la capital de España en el año 1651, época en la que el rey Felipe IV ya ha vuelto a casar con su sobrina Mariana de Austria. Al llegar el artista es nombrado mariscal de corte, grado que lo limita aún más a las tareas puramente administrativas, no obstante realiza varios retratos de corte y realiza dos de sus obras maestras Las Meninas y Las hilanderas. El último encargo real reside en representar cuatro escenas mitológicas para el Salón de los Espejos del Alcázar: Apolo desollando a un sátiro y Marte, Venus y Adonis, Psique y Cupido, Mercurio y Argos. 

Las hilanderas, Velázquez


En el año 1659 el rey asciende a Velázquez a la categoría de noble y lo ordena caballeros de la Orden de Santiago. En julio de 1660 acompaña la Corte a Fuenterrabía, qué hace frontera entre España y Francia para decorar el Pabellón Real de la isla de los faisanes, lugar donde se desarrolla en encuentro entre la infanta María Teresa y su futuro esposo el rey Luis XIV. Este último proyecto lo debilita notablemente y vuelve enferma Madrid. El 6 de agosto de 1660 fallece a causa de la fiebre.

Las características de la pintura de Diego Velázquez son muy definidas. En su primera etapa de juventud ya deja ver un dominio excelente en cuanto a la imitación de la naturaleza y al acabado de relieves y texturas. Actualmente emplea una técnica que se asemejan tenebrismo barroco de Caravaggio siguiendo fuertes contrastes de colores para iluminar rostros gracias a una luz directa, dando como resultado el método de claroscuro. La influencia del realismo de Flandes también se deja ver en sus composiciones naturalistas dónde se conjuga la naturaleza muerta y la escena de género cómo se puede ver en Vieja friendo huevos de 1618, El aguador de Sevilla de 1620 o El almuerzo de 1622. 

Comienza a hacer una pequeña aclaración sobre el concepto de el caravaggismo. En el siglo XVII en el ámbito de la pintura se produce una provocación del estilo de Caravaggio, pintor italiano que revolucionaria el arte de dar forma a la figura por medio de una iluminación directa y empleando la técnica de claroscuro con la finalidad de crear un contraste violento entre las zonas de luz y la zona de sombra. Se habla así de un tenebrismo caravaggiesco. Este estilo permite aportar más realismo y teatralidad a las composiciones de las obras y alcanza una popularidad en la Italia de finales del siglo XVI y se imita en toda Europa durante el siglo siguiente por medio de artistas como Velázquez Rembrandt o George de La Tour. 

En sus años de aprendizaje en Sevilla no parece que Francisco Pacheco haya ejercido demasiada influencia sobre el estilo de Velázquez. El llamado tiro caravaggiesco de Velázquez rompe con lo impuestos en la tradición sevillana de los cuadros religiosos pero también se diferencia del manierismo exultante de la paleta del Greco. De esta forma pone a punto un estilo austero pero con una verdad sorprendente tal y como se ve en su retrato de la madre Jerónima de la fuente del año 1620. Indudablemente se está gestando un arte que solo quiere pesarlo con total libertad.
Cuando llega a Madrid el artista enriquece su arte gracias a la influencia de las obras italianas y flamencas están decorando los muros de los palacios reales. A quiero una pincelada mucho más libre su riqueza cromática centra en los tonos fríos o azulados y grisaceos. Asimismo también agudiza intersport la puesta en escena como podemos comprobar en La rendición de Breda y tiende a centrarse sobre el empleo de color sobre el dibujo. Todo esto sucede dos siglos antes de que los impresionistas pusiera de moda una técnica basada en la ilusión óptica cuya finalidad era aplicar pequeñas manchas de color junto a otras para crear el efecto del dibujo. Vistas de cerca estás manchas solo son dibujos desordenadas y con diferentes tonalidades pero vistas desde lejos desvela una asombrosa riqueza cromática y de texturas como se puede observar por ejemplo en el retrato de Felipe IV de castaño y plata del año 1631. 

Te mismo modo Diego Velázquez revoluciona el arte del retrato de corte con una gran modernidad ya que sus retratos oficiales son sobrios y elegantes pero se alejan de las figuras protocolarias de sus predecesores como Bartolomé González o Rodrigo de Villandrando. Busca eliminar cualquier tipo de artificio que no resulte útil y que pueda perturbar la exaltación del modelo representando a los miembros de la familia real con fondos normalmente oscuros y neutros en formatos monumentales dónde se puede observar la nobleza y la sencillez. Príncipe reyes reinas y favoritos están inmortalizados con expresión preocupante y una actitud en cierto modo imposible como se pueden observar en las obras de Felipe IV V de 1623 y el infante don Carlos de 1627. La maestría de Velázquez sale reducir con todo su esplendor en los retratos de los niños de la nobleza y la realiza tal y como se aprecia en su galería de infantes el príncipe Baltasar Carlos a caballo de 1635 el príncipe Felipe Próspero de 1659 o la infanta Margarita en azul de 1659. 

Bea misma forma y con total humanidad pinta los grandes olvidados de la Corte cómo son los enanos o los bufones con la finalidad de darles una cierta dignidad. Prueba de ello son las obras El bufón llamado Don Juan de Austria de 1632, El bufón Calabacillas de 1639 o El bufón el primo de 1645. La presencia de estos enanos y bufones en la corte española es algo que se remonta a la Edad Media. Estas personas serán mantenidas por el rey estaban consideradas en ocasiones cómo seres marginales, monstruosos, locos o deformes. Se podría decir que son los espejos invertidos que el rey y están ahí para divertir a la corte haciendo comedia o imitando el protocolo y los códigos de etiqueta. 

La transición que realiza entre el tenebrismo barroco de los primeros años y la libertad de pinceladas que adquiere la madurez es fruto sin duda a la influencia de los viajes que el pintor realiza a Italia. Cuándo va por primera vez a Italia en 1629 conoce las obras de Tiziano Tintoretto y Veronés. Curiosamente antes de su partida ya realiza un cuadro de estilo italianizante y con inspiración de Caravaggio cómo es el Triunfo de Baco o Los borrachos, de 1619, dónde se puede ver un tema mitológico que solo es un pretexto para representar una escena de borrachera con gran naturalismo. 

Al descubrir a los maestros del Renacimiento y las colecciones antiguas ti la Villa Medici, Velázquez modifica suerte notablemente.  Con la influencia de la pintura veneciana bandera el claroscuro para adoptar una paleta de colores mucho más amplia tal y como apreciamos en la túnica de José de 1630, venus del espejo (1647-1651) retrato del Papa Inocencio X de 1650. Las poses y las musculaturas que va pintando provienen de la influencia de los personajes de las estatuas grecorromanas y de las imponentes figuras de Miguel Ángel, algo que se aprecia en La fragua de Vulcano de 1630 o Cristo en la cruz de 1632. Para finalizar la pincelada de Velázquez cobra un aspecto mucho más ligero y con bastante más gama cromática reduciendo así mismo los contrastes agresivos de su etapa inicial. Adquiere una maestría con los efectos de transparencia de perspectiva y sus pistas desde los jardines de la Villa Medici realizados en la naturaleza anticipan el viaje hacia el estilo "impresionista", y prueba de ello son las obras Entrada de la gruta en el jardín de la villa Medicis en Roma y El pabellón de Ariadna en el jardín de la Villa Medici en Roma, 1629-1631.

VIEJA FRIENDO HUEVOS

Vieja friendo huevos es un óleo sobre lienzo pintado allá por el año 1618 cuyas medidas son 100 x 119 cm y se localiza en la Galería Nacional de Escocia de Edimburgo. 

Velázquez tiene menos de 20 años cuando realiza esta obra que pertenece al género del bodegón y es muy popular en la España del siglo XVII y característico de su periodo sevillano e influenciado por el barroco italiano de Caravaggio y el realismo flamenco. En ella se puede observar a una mujer anciana sentada dentro de una karaksa mientras fríe unos huevos usando para ello un recipiente de barro. Es ayudada por un joven. En este cuadro Velázquez recurre a la técnica del claroscuro en el que las figuras que están en primer plano tienen una iluminación muy marcada con una luz dorada y se crea un contraste con la oscuridad del fondo. También juega con la transparencia o la opacidad la materia de los objetos como se puede ver en la cerámica, el vidrio o el cobre. Ya deja adivinar la destreza de su pintura pues pinta cada detalle con un realismo sobresaliente. Pero no solo los objetos como tal sino también los rostros y el tratamiento expresivo de los personajes están realizados con un talento increíble al captar las emociones de cada uno de ellos. En el arte español es un género de pintura que se parece a la naturaleza muerta y dónde se representan objetos de la vida diaria cotidiana casi siempre en relación con la comida tales como utensilios, recipientes, vajillas, jarras de agua, frutas y verduras, etc. Estas escenas de cocina otra vez la populares en el norte de Europa y entre los pintores flamencos en particular son un ejercicio de técnica ni que destaca la virtuosidad del artista. 

RETRATO DE FELIPE IV

Retrato de Felipe IV V es un óleo sobre lienzo pintado entre los años 1623 y 1628 y que cuenta con una medida de 198 x 101 cm. Actualmente se conservan en Museo del Prado de Madrid. 



Se trata de uno de los primeros retratos oficiales de este monarca es pintado por Velázquez poco después de llegar a la capital. El rey presenta un elegante traje negro y destaca su juvenil rostro gracias al cuello blanco que hace que sea la zona más clara de la obra y la atención del espectador se centre ahí. Con su mano izquierda agarra una nota que recuerda el papel de administrador del reino mientras que la posición de su mano derecha sobre la espada hace referencia a la función militar que también tenía. 

La composición general de la obra y la lección cromática se escribe en la línea de los retratos del corte de la España pero la obra de Velázquez sorprende por su simplicidad. En ella no solo hace una demostración desobligar sino que también representa al rey en la posición y con los clichés de un retrato burgués. De hecho el único atributo decorativo que une el modelo a su estatus de soberano es el pequeñísimo colgante del Toisón de Oro que cuelga del final de una cinta negra que se confunde con el traje. Al centrarse en la agencia el pintor consigue dar al retrato una dimensión psicológica que hasta entonces nunca había sido tratada en este género pictórico. 

La particularidad de esta obra reside en el hecho de que el artista volvió a trabajarlo por completo en 1628 tal y como se confirma la huella de retoques todavía visibles en determinados lugares y la pierna izquierda. 

RETRAYO DEL PAPA INOCENCIO X 

El retrato del Papa Inocencio X es un óleo sobre lienzo pintado en el año 1650 cuyas medidas son 140 x 120 cm y se conserva en la galería Doria Pamphilj de Roma. 



Cuando Velázquez vuelve a Roma en el año 1650 está en la cúspide de su carrera y su arte traspasa las fronteras españolas recibiendo autorización para pintar el retrato de Giovanni Battista Pamphilj, más conocido por su nombre el papá Inocencio X. No es una tarea sencilla ya que Velázquez debe enfrentarse a una gran competencia puesto que los retratos Pontificios estaban reservados tradicionalmente a los pintores de Italia más importantes. Tal vez del maestro español se inspira en las obras de Rafael (Julio II) y de Tiziano (Retrato de Pablo III) y para ello muestra el severo retrato de un hombre con una dignidad sobresaliente y un rostro vivo y penetrante algo que se aleja de la imagen negativa que transmiten sus detractores los cuales los describen como "feo, pequeño, deforme, astuto, artificioso, ignorante e hipócrita" (Michaud, 1818). 

Esta ocasión opto por una gama cromática Auda al elegir trabajar solo en una escala de rojos. Para el filósofo francés Hippolyte Taine es toda una hazaña: «Sobre una silla roja, ante unas cortinas rojas, bajo un bonete rojo, por encima de un abrigo rojo, una figura roja, la figura de un pobre simplón, de un pedante desgastado: componga un cuadro inolvidable con esto». A esto se le suma la verdad psicológica que se desprende de esta obra lo cual contribuye a convertirla en la obra más admirada del maestro en esta época. Velázquez firma y dedica su obra en el papel que sujeta al papá con su mano izquierda.

VENUS EN EL ESPEJO 

Venus en el espejo es una obra realizada entre 1647 y 1651 siguiendo la técnica del óleo sobre lienzo, cuenta con unas medidas de 122 x 177 cm y se conserva la Galería Nacional de Londres. 



Esta obra es una excepción en el repertorio de Velázquez por varios motivos. En primer lugar se trata del único desnudo que se conserva del artista. Es cierto que Velázquez pinta otros 3 desnudos (otra Venus, Venus y Adonis y Psique y Cupido), pero actualmente están desaparecidos. En este caso se plasma un tema pictórico tradicional cómo es el aseo de Venus. 

Esta obra es realizada durante el segundo viaje a Italia y se distingue de sus predecesores al realizar a la diosa del amor y de la belleza recostada y no sentada tal y como ordena la tradición. A diferencia de la Venus de Tiziano del año 1555 o de Rubens de 161 la venus de Velázquez aparece representada de espaldas con actitud en cierto modo lasciva impregnada con una notable sensualidad. Asimismo Velázquez se tira las estatuas de la antigüedad para plasmar un modelo con una silueta longilínea lo que le diferencia de otros artistas que muestran a una diosa corpulenta con unas formas muy generosas. 

La composición como tal retoma el canon de género: Venus mira en un espejo que sostiene su hijo Cupido, el dios del amor. Tal y como en su día hizo Tiziano rubens velázquez cuida los contrastes de colores para destacar la blancura de la diosa pero su obra también se distingue de los demás por su sencillez y sinceridad. Más allá de sublimar el cuerpo de una divinidad no accesible Velázquez opta por pintar el retrato realista de una persona mortal. Sin embargo en el siglo XVII y la desnudez es un tema pictórico sometido a estrictas reglas y solo se concibe en un contexto mitológico o alegórico. En España de momento el Tribunal de la Inquisición podía condenar una obra con esta característica pero por suerte la obra de Velázquez se escapa de la censura por su carácter confidencial jacket probablemente verás que lo pinto por encargo del Marqués de Carpio, Gaspar Méndez de Haro, lo que significa que solo estaba la vista de un pequeño círculo de entendidos. 

El tiempo de marzo del año 1914 la espalda de Venus es atacada con un hacha a manos de la militante Mary Richardson, miembro de de la unión política y social de las mujeres movimiento feminista conocida por sus acciones contra el gobierno británico. Graba así meses de prisión por su acto vandálico mientras que la obra sufre una restauración notable y muy polémica entre los años 1965 y 1966 de la mano de Heywood Ruhemann, restaurador jefe de museo y que algunos expertos critican por haber transformado la obra de Velázquez notablemente. 

LAS MENINAS 

Las Meninas es un óleo sobre lienzo pintado en el año 1656 cuyas medidas son 318 x 276 cm y que actualmente se conserva de Museo del Prado de Madrid. 




Podríamos decir que estamos entre la obra maestra de Velázquez y tal vez el retrato más famoso del Museo del Prado y unos de los más famosos de toda la historia del arte pictórico. 

Bajo el aspecto serie de un retrato de corte la obra desvela una organización muy compleja. Los representados se desarrolla en el Palacio del Alcázar de Madrid donde la infanta Margarita Teresa, hija de Felipe IV V y de Mariana de Austria, tiene 5 años y preside orgullosa el centro de la composición acompañada de sus meninas o damas de honor, maría Agustina Sarmiento e Isabel De Velasco. La primera de ellas está arrodillada la izquierda y le tiende una bandeja dorada en la que reposa un pequeño bote de chocolate mientras que Isabel De Velasco hace la reverencia a alguien que está fuera del lienzo, tal vez en el lugar del espectador. A la izquierda de la composición está representado el propio Diego Velázquez mientras pinta. En el primer plano a la derecha están los enanos Maribárbola y Nicolasito Pertusato, acompañados por un perro. Tras ellos está la dama de honor de la Corte Marcela de Ulloa quién conversa con un hombre sin identificar. La silueta del chambelán de la reina José Nieto se dibuja en el marco de la puerta. Sobre la pared Cuera 2 lienzos: Palas y Aracne de Rubens y Apolo vencedor de Jacob Jordaens. 

Se le añaden 2 misteriosas figura cuyo reflejo aparece en el espejo del fondo. En efecto se trata del rey de la reina. Velázquez demuestra así un auténtico juego pictórico y de magia puesto que lo que creemos que es el auténtico tema de la obra (la representación de la Infanta y de su séquito) no es más que un trampantojo o una escena tramposa: en realidad los personajes acuden para asistir al retrato de la pareja real, un cuadro completamente ficticio puesto que no existe ninguna representación común de los dos esposos que Velázquez haya pintado. La inspiración de este procedimiento de construcción en abismo de un cuadro dentro de cuadro posiblemente es influenciado por el Matrimonio Arnolfini del pintor Jan van Eyck, igual formaba parte de las colecciones reales de la España de la época. 

Es un cuadro con una maestría y proeza pis pictórica magistral y constituyen la quinta esencia del arte de Velázquez. Laura asocia de manera singular el autorretrato y el retrato colectivo en un único conjunto que resume a la perfección la amplitud de su actividad en la corte donde su pintura está presente en la totalidad a través de sus temas favoritos. El dominio del espacio con la distribución o la perspectiva y el uso de la luz y las influencias pictóricas como homenaje la pintura flamenca se dejan ver de manera exquisita en ella. 

Cómo curiosidad cabe señalar que la Cruz Roja de Santiago de la Espada la cual es la insignia de la Orden de Santiago que decora el peso de Velázquez incluye años más tarde y una vez que el rey asciende al pintor a la categoría de noble en el año 1659. Esto lo haría el propio artista o se haría siguiendo las órdenes de Felipe II V cuando el pintor fallece. 

EL LEGADO DE VELÁZQUEZ 

Mientras vive Velázquez goza de un reconocimiento de un prestigio internacional pero no ejerce una influencia notable en el arte fuera de España. Tus cuadros son conservados mayormente en colecciones privadas y solo están accesibles para un pequeño puñado de iniciados. Francisco de Goya y Lucientes contribuye a darlo a conocer a grabar sus principales obras pero tendríamos que esperar un siglo más para que el pintor por fin entre en el panteón de los más grandes de la historia del arte. 

Es cuando Francia vuelve a descubrir la pintura española en el siglo XX y Velázquez es apreciado por su acabado en la lista de los rostros así como por su tratamiento psicológico de los personajes y sus puestas en escena con contraste. De esta forma los viajeros extranjeros no se cansan de admirar los lienzos del Museo del Prado y por otro lado los románticos y realistas y simbolistas reivindican la herencia del artista. Maestros como Delacroix Courbet o Bonat le demuestra una profunda admiración y la generación de los impresionistas es la primera en mostrar un entusiasmo sobresaliente por la modernidad de sus obras y más tarde los pintores ingleses y estadounidenses de la segunda mitad del siglo XIX le siguen en el movimiento. John Everett Millais (1829-1896), James Abbott McNeill Whistler (1834-1903) o John Singer Sargent (1856-1925) se ven influidos por su arte sucesivamente. Se multiplican los homenajes al maestro español aún en el siglo XX a través de los cuadros de grandes pintores como Pablo Picasso (1881-1973), Salvador Dalí (1904-1989) o Francis Bacon (1909-1992). 

LA INFLUENCIA DE VELÁZQUEZ EN LA OBRA DE MANET 

E. Manet consideró a Velázquez como el pintor de los pintores y es para el un auténtico maestro espiritual. Durante los años de 1860 copia sus obras en el Museo del Louvre en compañía de Edgar Degas y de Auguste Renoir. Tu viaje Madrid en el año 1865 lo marcaría para siempre incluso escribe a Charles Baudelaire que el maestro español es el mayor pintor que jamás ha existido en la historia. Sobre todo el artista francés cae rendido ante el retrato del bufón Pablo de Valladolid. 

En esta obra efectuada en el Palacio del Buen Retiro velázquez representa por primera vez una figura sin tener en cuenta la perspectiva motivo por el cual Manet fascinado por la audacia de la composición qué mezcla fondo y forma o un espíritu muy moderno: «El fondo desaparece: ¡Lo que rodea al hombre, totalmente vestido de negro y vivo, es el aire!» (Museo d’Orsay 2006). Cuando regresa a Francia, se inspira de este retrato para pintar dos cuadros vanguardistas que chocan a la crítica: El pífano (1866) y El actor trágico (1866).

HOMENAJE DE BACON Y PICASSO 

Pablo Picasso Diego Velázquez es el pintor de la realidad. Ningún secreto es que el artista procesa a su compatriota una admiración sobresaliente y le encanta reinterpretar sus obras a lo largo de toda su trayectoria. En el año 1957 se encierra en su mansión de Cannes a lo largo de 4 un total de sobre el tema de las Meninas, el mayor homenaje que el pintor puede rendir al maestro español. Picasso eso sí de construye el espacio y estalla la forma para presentar una visión caleidoscópica de la obra de Velázquez sobre la cual varía las composiciones de un día para otro y se centra por volver a trabajar en un estilo cubista en el cuadro inicial total o parcialmente. La línea y el color se entrechocan y se tuercen o se arquean en un espacio facetado reducido a su simple expresión geométrica. 

Toca el artista inglés Francis Bacon realiza un total de 45 lienzos y tirados en el retrato del Papa Inocencio X. La reinterpretación impactante de cuadro de Velázquez de 1953 muestra el papá gritando en una posición que recuerda a la de un condenado la muerte en la silla eléctrica. Con una silueta en qué, aparece deformada fruto del todo este soberano participe desposeído de su autoridad parece agonizar en un remolino de líneas infernales. 

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