COMENTARIO "VISTA DE DELF" (VERMEER)

Algunos consideran esta "Vista de Delf" como el primer cuadro en cierto modo Impresionista de la pintura europea, ya que más que un cuadro meramente de la ciudad, parece la captación de un instante fugaz donde un tímido rayo de sol se abre paso entre las nubes y permite ver el ambiente urbano. Y es precisamente esa maestría a la hora de plasmar la luz en sus obras lo que le valió a Vermeer para abrirse camino entre los más grandes artistas de la historia del arte.


Jan Vermeer (1632-1675) pasó casi toda su vida aquí, en Delf. Aquí nació, vivió y murió. Se formaría en el taller del holandés Fabritius para ingresar más tarde en la cofradía de San Licas como maestro pintor. Solo en ocasiones puntuales dejó su localidad natal, como cuando se desplazó a Ámsterdam para formarse con Rembrandt. Dejó un legado de grandes obras de arte como la que nos ocupa y también una dinastía de nada menos que once hijos. Su prematura muerte y posterior olvido (su obra fue recuperada en el siglo XIX) hace que hoy se se considere uno de los más grandes artistas de la pintura europea.

Sin duda la forma de trabajar la luz y los colores fue uno de los aspectos más destacados de Vermeer, y a las pruebas nos remitimos. Es forma de disolver la atmósfera a partir de blancos (fijémosno en la parte del centro) es simplemente magistral, al igual que lo es esa combinación de colores ocres y amarillos de las zonas sólidas y azules y gisáceos para el resto del lienzo. Su pincelada es también impecable, bastante detallista e incluso en ocasiones roza el puntillismo, como se puede apreciar en la barca de la derecha.

Otra de las cuestiones que más nos llama la atención es el equilibrio compositivo. La escena se ciñe a tres planos graduales: orilla, canal, ciudad. Sin embargo Vermeer decide que ningún elemento debe destacar sobre otro, ni tampoco el propio cielo es el elemento más destacado. Debemos recordar que estamos en una época en la que a veces el interés casi obsesivo por captar el ambiente y la propia atmósfera del cuadro relega a un segundo plano otros elementos.

La escena es inmortalizada en horario de tarde (el reloj de la puerta de la entrada marca las 7). Algunas personas esperan para cruzar el canal, mientras que el sol trata de abrirse paso entre las nubes en un cielo que genera un espectacular juego de luces y sombras en la ciudad, generando una sensación cambiante en la escena muy conseguida. En el canal, las propias sombras de los edificios ayudan a que visualmente la transición entre la orilla del primer plano y las primeras edificaciones no sea agresiva; por lo que hay una transición que ayuda a equilibrar la obra.

Es cierto que en este caso el elemento humano está casi relegado hacia un segundísimo plano a veces casi insignificante (de hecho esta obra también fue conocida como "naturaleza muerta de ciudad"), pero aunque tímidamente aparece, y ayuda a participar de la calma y la serenidad del momento.

El sentido casi poético del tratamiento de la luz y del color marcan un estilo definido en la obra de Jan Vermeer con una paleta que en muchas ocasiones oscila entre el amarillo limón, los grises y los azules. Pocos artistas han sabido transmitir esa sensación de silencio y recogimiento como él lo hizo, con un equilibrio compositivo que se deja ver (en este caso a través de extensas líneas horizontales, diagonales  y verticales) donde los diversos planos cobran un interés parejo.

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