LA CALLEJUELA, VERMEER

«𝗦𝗶 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗰𝗮𝗽𝗮𝘇 𝗱𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲, 𝘀𝗲𝗿𝗮́𝘀 𝗰𝗮𝗽𝗮𝘇 𝗱𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼» (Antonio Machado)

Vermeer solo pintó dos obras al aire libre.

Una de ellas es «La callejuela».

En ella se recrea una escena típica de un día cualquiera en Delft, Holanda.

El emplazamiento del cuadro en realidad sí existe. Parece que se trata de los números 40 y 42 de la calle Vlamingstraat (Google Maps: https://goo.gl/maps/S7WvRHYKsBKUb8b3A)

Hay cantidad de detalles que encierran una gran historia en su significado. El parcheado de las paredes, por ejemplo, podría ser fruto de "El Trueno". En octubre de 1654, la explosión de treinta toneladas de pólvora causó grandes destrozos en una cuarta parte de la ciudad. Cientos de personas perdieron la vida. Entre ellas, Carel Fabritius, maestro del propio Vermeer. Y pudieron ser más, pero hubo algo de fortuna: en el momento de la explosión el pueblo estaba casi vacío, ya que muchos vecinos se encontraban en la feria de Schiedam.

También se conoce la identidad de la señora del mandil azul. Es Ariaentgen Claes van der Minne, tía del pintor. El pasillo en el que se encuentra se denomina "puerta de tripa". Su nombre responde a que era allí donde limpiaba las tripas de animales para venderlas y poder sacar adelante a sus 5 hijos.

¿A quién se le puede pasar por la cabeza pintar una escena tan ordinaria y simple como esta? A nadie. A nadie, excepto a Vermeer. Y es que más que una obra, parece que es un manifiesto a favor de la importancia de lo mundano, lo humilde, lo circunstancial. La sencillez frente a la ostentación. "Hic et nunc", que diría Cicerón. Aquí y ahora.

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