SE VENDE MIERDA DE ARTISTA, POR PIERO MANZONI

 Esta obra es lo que es: mierda de artista. Cumple con lo que dice en el rótulo de la lata.

Literalmente, Piero Manzoni elaboró y etiquetó unas 90 latas con sus propios excrementos haciendo de esta serie un incluso una especie de edición limitada, prestigiosa y por supuesto puesta a la venta. 


Hasta tal punto llegó la excentricidad del artista que puso especial cuidado en calcular el precio de las latas para equipararlo en la medida de lo posible al precio del oro en aquellos años. Y es que el hecho de que jugase con esta idea es una auténtica crítica mordaz al mundo y al mercado del arte, donde habitualmente se asigna precios exorbitantes a objetos que no solo podrían considerarse ausentes de valor, sino incluso repugnantes, como es el caso, en un contexto fuera del mundo del arte.

¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Quería hacer algo serio o su único fin era criticar "algo" o reírse de "algo"? Desde el Dadaísmo, estas preguntas han sido una constante en los círculos del arte. Y como no puede ser de otra forma, no tiene una respuesta. Sin duda, la sátira es un ingrediente fundamental en el mundo del arte, especialmente en el mundo del arte moderno, y esto un claro ejemplo porque alimenta la oda al artista y le otorga valor hasta creaciones tan banales como esta.

Parece que el fin del artista es ir un paso más allá y exaltar el valor del cuerpo humano y lo que este es capaz de producir, algo que la sociedad occidental se ha infravalorado con el paso del tiempo.

Años atrás, Manzoni había hinchado globos él mismo y los había puesto a la venta, pero esta Mierda de artista va un paso más allá al transgredir los cánones establecidos sobre lo que es y no es una obra de arte.

Es fácil descartar esta obra solo con leer su título o tratarla como una auténtica broma de mal gusto, pero en el fondo este tipo de obras son clave para plantear preguntas más series acerca del valor, la naturaleza y la autoría del arte.

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