LA LEYENDA DE VIRIATO

Desde el año 1904 una colosal estatua de Viriato bajo el lema terror romanum preside una de las principales plazas de la ciudad de Zamora. La escultura es obra del zamorano Eduardo Barrón y fue muy comentada en su momento (“Viriato aparece en noble actitud de jurar guerra a muerte al romano, opresor del pueblo ibérico”). Este punto de vista responde a una época en la que existía una tendencia romántica por engrandecer el pasado de cada localidad, buscando (o a veces incluso inventando) ejemplos de la antigüedad. En este caso la elección del héroe lusitano se debió a la existencia de una tradición que tendía a centrar su lugar de nacimiento en la provincia de Zamora. Siguiendo esta línea, el artista y escultor Mariano Benlliure hizo en 1940 otra escultura de Viriato por encargo de la ciudad portuguesa de Viseu, que también se jactaba de ser la cuna del héroe lusitano. Ambas creaciones se basan en tradiciones anteriores, que habían dado lugar en la segunda mitad del siglo XIX a la pintura de José Madrazo La muerte de Viriato, o a la tragedia de Viriato, de Hernández Pizarro.



Todas estas manifestaciones artísticas responden a una imagen heroica que se forjó en la antigüedad por obra de los escritores grecolatinos, que fueron, en líneas generales, los que trazaron las líneas maestras de la leyenda de Viriato. La principal información de Viriato viene de historiadores antiguos como Apiano, Polibio, Diodoro Sículo, Posidonio, Estrabón, Tito Livio, Floro, Orosio y Justino. Las noticias que da cada uno de ellos no siempre coinciden y además en algunos casos ocurre relatos han llegado otra vez de otros escritores puesto que los pasajes de sus obras correspondientes a estos episodios se han perdido. En estas condiciones conviene filtrar las diversas versiones ya que algunos de estos relatos resultan poco dignos de confianza como sucede por ejemplo o Diodoro Sículo. En todo caso se coincide en que Viriato fue pastor en su infancia y que ello influyó tanto en su conocimiento del terreno como en sus mismas costumbres tal y como la tradición le otorga. En este contexto la afirmación de Tito Livio de que Viriato paso de pastor a cazador, de cazador a bandido y de bandido jefe de un ejército regular en la seguida por la mayoría de los historiadores antiguos

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