ESTUDIO DEL PAPA INOCENCIO X, FRANCIS BACON. COMENTARIO

 "Yo debería haber sido un estafador o un ladrón, pero la vanidad me hizo elegir la pintura. La vanidad y el azar" (Bacon)

Admirar esta obra y la de Velázquez es contemplar dos realidades totalmente opuestas. Mientras que la de Velázquez muestra a un Papa todopoderoso, Bacon nos lo ofrece como un ser casi patético pero a la vez imponente con unos rasgos tan exagerados que le dan un aire espeluznante. La sotana de este Papa parece casi una bata de hospital y su grito desesperado se asemeja a los ajusticiados en la silla eléctrica. Y es que precisamente da la sensación de que se acaba de producir una descarga mortal sobre su cuerpo, algo que se intensifica con las líneas verticales y diagonales de la parte inferior, que parecen transmitir la propia electricidad en sentido ascendente. Las de la parte superior incluso parecen que traspasan el cráneo de Inocencio X.

Estudio del Papa Inocencio X de Velázquez, Francis Bacon, 1953, óleo sobre lienzo, 153 x 118 cm, Des Moines Art Center Iowa, Estados Unidos

La obra de Bacon como hemos dicho está inspirada en el cuadro de Velázquez de  1650. De hecho Bacon estaba tan obsesionado con esta obra que se han contabilizado hasta un total del 40 pinturas y estudios desde finales de 1940. Estamos ante un lienzo totalmente fantasmagórico, que algunos conocen como "El Papa que grita".

Poca duda cabe que Bacon pretende denunciar los horrores de la religión moderna y medieval. No debemos olvidar que él mismo se crió en un ambiente católico con unas normas muy estrictas, lo que le supuso tener que soportar una infancia llena de abusos y miseria.

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