LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS, JAN MABUSE

Esta Adoración de los Reyes Magos (1510-1510) fue realizada por Jan Gossaert, más conocido como Mabuse. Fue hecha para la capilla de Nuestra Señora de San Adrián de la localidad flamenca de Grammont.

La Adoración de los Reyes Magos, Jan Mabuse, 1510-151, National Gallery

Tal y como vemos en este caso, las Epifanías flamencas se sitúan en edificios que están prácticamente en ruinas. Recordemos que la epifanía es la fiesta que conmemora la visita de los Reyes Magos a Belén, una celebración muy popular desde los inicios del cristianismo. Sin embargo y a pesar de su popularidad, este acto es descrito de forma muy superficial y efímera en la Biblia. Sí se describen con más detalle en los Evangelios Apócrifos (textos cristianos que no forman parte del canon aceptado de las Escrituras)

Volviendo a la escena en sí, que esté todo en un estado de cierta ruina es algo que simboliza de alguna forma la destrucción del Viejo Orden. En los libros de consulta medievales podemos leer cómo María dio a luz sobre los restos del ruinoso palacio del Rey David (antepasado de Jesús). Es una clara  interpretación de una profecía de Amós en el Antiguo Testamento: En ese día restauraré la casa caída de David. Repararé sus muros dañados. De las ruinas la reconstruiré y restauraré su antigua gloria. Así pues la metáfora es clara: el Viejo Orden está destruido y ahora puede comenzar una nueva era.

En esta obra un gran número de personajes ataviados con la moda de la época se colocan a modo de mirones para contemplar el acto del nacimiento de Cristo. Curiosamente el propio Mabuse está retratado en una de las caras que aparece al final del arco central.

Los Reyes Magos son protagonistas en la obra y van vestidos con trajes propios de la alta burguesís flamenca y están en primer plano ofeciendo los regalos. Gaspar le ofrece a Jesús un cáliz repleto de monedas de oro, Baltasar se dispone a darle la mirra y Melchor, a la derecha, espera pacientemente su turno mientras uno de los ángeles anuncia la buena nueva a los pastores. En la corona de Baltasar aparece grabado su nombre, y en el extremo de la tela se pueden leer las palabras bordadas Salve Regina. Este gusto por el refinamiento y la minuciosidad es propio de la pintura flamenca. También el nombre de Gaspar aparece grabado en la tapa del cáliz que reposa en el suelo. Justo a su lado, el cetro del rey y su sombrero están realizados en sus más mínimos detalles, donde se aprencian además las iferentes texturas y brillos de los materiales, también muy del gusto de la tradición flamenca. Como en casi todas las Epifanías flamencas, aquí José también se encuentra rezagado. Está de pie, detrás de la Virgen María y observa con curiosisdad la legión de ángeles celestiales. 

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