RETRATO DE FELIPE IV, VELÁZQUEZ

El retrato de Velázquez a Felipe IV realizado en 1653 aproximadamente fue el último artista realizó para este monarca. Lo hizo después del segundo viaje que Diego Velázquez hizo a Italia, una obra que parece no ceñirse a la realidad ya que el aspecto del rey no refleja las huellas del tiempo en su rostro ni su carácter irresoluto. Lo que vemos es la naturaleza de un ser Augusto digno aunque impregnado de cierto aire resignado. Velázquez fue un hombre monárquico y amigo personal del rey qué tal vez no buscaba la semblanza física. Su naturalismo tenía el objetivo de dotar de trazos conceptuales su fiel descripción de la figura. En este caso Felipe II V aparece libre de todo accesorio, sin ningún tipo de símbolos o alegorías. Presenta una tez blanco-rosácea y un cabello rubio tratados con una técnica casi impresionista y hábilmente contrastados con el fondo. Va vestido negro que solo está esbozado con sutiles realces que lo dotan de un cierto aire escultural.





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