VELÁZQUEZ Y GOYA

Velázquez y Goya son dos artistas fundamentales en la historia del arte español y universal. Sus obras trascienden el tiempo y continúan siendo admiradas y estudiadas en la actualidad. Tanto es así, que incluso grandes maestros como Picasso reconocieron la influencia que ejercieron sobre su propia obra.

Para comprender la vida y obra de Velázquez, podemos recurrir a diversas fuentes históricas y literarias. Uno de los textos más importantes es "El arte de la pintura", escrito por su suegro Francisco Pacheco, quien fue también pintor y maestro de Velázquez. En esta obra, Pacheco describe detalladamente las técnicas y los principios artísticos que Velázquez empleaba en sus pinturas. Otro texto relevante es "Parnaso español pintoresco y laureado", escrito por Antonio Palomino, que ofrece una biografía exhaustiva de Velázquez y analiza en profundidad su estilo y su contribución al arte español. Además, los estudios de Ismael Gutiérrez también proporcionan una visión valiosa sobre la vida y obra de este genio del arte.

Por su parte, Goya también ha sido objeto de numerosos estudios y análisis. Los trabajos de Rita Angelis y Roberto Alcalá Flecha son destacados en este campo. Estos investigadores han profundizado en la vida de Goya, su evolución artística y su relación con los acontecimientos históricos de su tiempo. Sus investigaciones han permitido comprender mejor la visión crítica y satírica que Goya plasmó en muchas de sus obras, así como su capacidad para reflejar los aspectos más oscuros de la sociedad y la condición humana.

Tanto Velázquez como Goya fueron artistas adelantados a su tiempo. A través de su maestría pictórica, lograron capturar la esencia de su época y plasmarla en lienzos que trascendieron las convenciones artísticas de su tiempo. Sus obras reflejan una profunda observación de la realidad, con una habilidad excepcional para representar la psicología de los personajes y transmitir emociones. Su enfoque innovador sentó las bases para las corrientes artísticas que surgirían en los siglos XIX y XX, como el impresionismo, el expresionismo e incluso el surrealismo.

VELÁZQUEZ

Panorama general de la pintura española en el S. XVII

En el contexto cultural del Siglo de Oro español, se produce una paradoja. A pesar del esplendor de las artes, se vive una importante crisis económica, social y política que afecta a la dinastía reinante y condiciona este período. El arte barroco se convierte en un instrumento propagandístico e ideológico al servicio de la Iglesia de la Contrarreforma y la Monarquía. Para lograr este propósito, se emplea el realismo y se abordan temas religiosos, especialmente marianos, dejando la pintura profana en un segundo plano. Vale la pena destacar el desarrollo del género del bodegón, iniciado por Sánchez Cotán, que adquiere una identidad propia y un valor simbólico y trascendental.

En el ámbito nacional, los principales focos artísticos son: Madrid, con Velázquez; Sevilla, con Zurbarán y Murillo; y Valencia, con Ribalta y Ribera.

Orígenes, biografía y formación. Sevilla, 1599-1623

Velázquez es considerado uno de los artistas más excepcionales y geniales según la crítica. Lucas Jordán calificó su obra "Las Meninas" como "La teología de la pintura", y Monet lo llamaba "El pintor de los pintores".

De origen modesto, Velázquez ingresó a los 11 años al taller del artista, teórico y futuro suegro Francisco Pacheco, para adquirir una formación basada en el estudio del natural. En 1617, superó el examen gremial que le permitió ejercer públicamente su arte y abrir su propio taller en un contexto en el que prevalecía el cumplimiento de las normas artísticas sobre la creatividad del artista.

Obra y estilo de los años en Sevilla

Las primeras obras de Velázquez, la mayoría de carácter religioso, retratos y bodegones, fueron realizadas en Sevilla y se centraron en la representación fiel de la realidad. Sin embargo, pronto se aprecia una singularidad en su estilo, como en los llamados "bodegones a lo divino", es decir, temas religiosos tratados como escenas de género con una clara influencia flamenca y caravaggista en el uso de la luz tenebrista.

Segunda etapa: la primera estancia en Madrid. Pintura y promoción social, 1623-1629.

En 1622, Velázquez viaja a Madrid para retratar a Luis de Góngora y aprovecha la oportunidad para intentar pintar al recién coronado monarca, Felipe IV. Un año después, regresa nuevamente a la corte por petición del Conde-Duque de Olivares. Su notoriedad social y profesional crece tanto que es nombrado Pintor del Rey, lo que le otorga un protagonismo destacado. Incluso el propio Rubens elogió la modestia de los retratos de Velázquez.

Durante esta etapa se consolidan los rasgos característicos de los retratos de Velázquez: una silueta negra recortada sobre un fondo gris o pardo, iluminación desde la izquierda y una técnica de ejecución que destaca por el esbozo y la falta de acabado en las figuras, excepto en las cabezas. 

Entre las obras destacadas de este período se encuentra "El triunfo de Baco", una pintura mitológica en la que los personajes humildes mantienen una naturalidad inusual. Es la primera vez que Velázquez representa personajes al aire libre. En contraste con la pincelada densa de su etapa sevillana, aquí se aprecia una pincelada más suelta y una clara perspectiva aérea.

Durante su primer viaje a Italia (1629-1631), Velázquez experimentó una notable transformación en su estilo artístico. Influenciado por artistas como Tintoretto y Guercino, su técnica se hizo más fluida, los contornos se volvieron más difuminados y comenzó a utilizar tonos amarillos y anaranjados en sus obras. Además, desarrolló un creciente interés por los temas mitológicos y los desnudos.

Durante su estancia en Italia, Velázquez se alojó primero en el Vaticano y luego en la Villa Médici, donde recibió el apoyo del cardenal Francesco Barberino. Allí, creó obras con una exquisita composición equilibrada, como "Apolo en la fragua de Vulcano". En esta etapa, comenzó a aplicar una nueva técnica llamada "affetti", que consistía en representar la expresión individual de cada personaje en relación con el acontecimiento representado.

Al regresar a Madrid, Velázquez vivió dos décadas de intensa actividad artística (1631-1648). Durante este período, realizó una serie de retratos reales para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, con el objetivo de glorificar a la monarquía. Una de sus obras más conocidas de esta etapa es "Las lanzas", en la que se aprecia una clara influencia del paisaje flamenco, con una perspectiva en picado y aérea. Además, Velázquez adoptó un enfoque singular y heterodoxo al enfrentarse al lienzo, sin la mediación previa del dibujo preparatorio, en una técnica conocida como "alla prima". Esta forma de trabajar permitía que surgieran arrepentimientos y correcciones que se realizaban durante el proceso de pintura.

La pincelada de Velázquez también evolucionó hacia un estilo más "impresionista", con una pincelada suelta y dinámica. Debido a la necesidad de renovar las dependencias del Alcázar Real, Velázquez volvió a viajar a Italia en un segundo viaje (1649-1651). Durante este período, creó obras como el famoso retrato del Papa Inocencio X y el paisaje "Vista de la Villa Médici", que destacan por su pincelada casi impresionista y la influencia de artistas como Rubens y Tiziano.

De regreso a Madrid, Velázquez vivió el triunfo final de su carrera (1651-1660). La Familia Real había experimentado cambios en su composición y Velázquez se encargó de representar a los nuevos miembros, como las infantas y los hijos de Felipe IV. Entre las obras destacadas de esta etapa se encuentra "Las hilanderas", que muestra reminiscencias miguelangelescas y una clara influencia del techo de la Capilla Sixtina. Otra obra icónica de esta etapa es "Las Meninas" o "La familia de Felipe IV", considerada la obra maestra del pintor, en la que se combina la realidad de un momento fugaz con una elaborada estructura que ha sido objeto de numerosas interpretaciones simbólicas y geométricas.

Los últimos retratos que Velázquez realizó al servicio de la corona se centraron principalmente en la realeza, como el retrato de

 Felipe IV con armadura y león. En 1658, como muestra de agradecimiento y para ennoblecerlo, el rey concedió a Velázquez el hábito de la Orden de Caballería de Santiago, el más alto honor que un pintor podía recibir en España en el siglo XVII. Además, Velázquez desempeñó un papel destacado en la ceremonia oficial de la firma del Tratado de la Paz de los Pirineos entre Francia y España.

Velázquez falleció el 6 de agosto de 1660 en la Casa del Tesoro de Madrid. Su habilidad como pintor radicaba en su capacidad para transmitir mucho con pocas pinceladas, ejecutadas con libertad y estudio. Su legado artístico y su enfoque innovador influyeron en generaciones posteriores de artistas.

GOYA

Goya, uno de los artistas más destacados de la pintura española, vivió en una época de cambios y movimientos artísticos. Durante el siglo XVIII, España experimentó la influencia de la dinastía borbónica, que trajo consigo diferentes estilos y gustos artísticos, que iban desde el sensual y decorativo Rococó hasta el Clasicismo academicista y el Romanticismo.

En sus inicios, Goya enfrentó dificultades debido a la difícil situación económica de su familia y al contexto social problemático de la época. Realizó sus primeros estudios en la Escuela Pías de Zaragoza, donde recibió la influencia del artista rococó José Luza. Posteriormente, perfeccionó su técnica con Juan Ramírez y Francisco Bayeu, quien también era su futuro cuñado.

Goya ingresó en la Real Fábrica de Tapices, donde creó escenas costumbristas, y más tarde se convirtió en miembro de la Real Academia de San Fernando. En 1785, fue nombrado pintor de cámara por Carlos III, un título que mantuvo durante los reinados de Carlos IV, José I y Fernando VII.

La personalidad de Goya, su temperamento y su genialidad, junto con sus frecuentes crisis físicas y psicológicas, como la sordera, moldearon una personalidad singular. En el ámbito del arte, exploró caminos desconocidos hasta entonces y su ideología evolucionó desde posiciones ilustradas iniciales hacia el liberalismo.

Hacia el final de su vida, Goya se refugió en una intimísima religiosidad, que se manifestó en obras como "San Pedro en oración". Esta etapa muestra su búsqueda espiritual y su conexión con lo trascendental.

Goya se destacó por tener un estilo y una obra con características distintivas. A continuación, se presentan algunas de ellas:

1. Evolución estilística: Goya partió del academicismo neoclásico, pero a lo largo de su carrera evolucionó hacia un realismo fuerte y expresivo. Su pincelada se volvió inusualmente suelta, lo que le permitió crear obras dinámicas y llenas de energía.

2. Diversidad de géneros: Goya incursionó en diversos géneros artísticos. Realizó obras mitológicas, religiosas, alegóricas, retratos y escenas de género. Su versatilidad le permitió experimentar con diferentes temas y estilos.

3. Compromiso social y político: Goya reflejó en su obra su compromiso con los problemas económicos y políticos de España. Criticó la incultura de la nobleza, denunció los excesos de la guerra y la represión inquisitorial. Su arte fue una forma de manifestar su visión humanista e ilustrada.

4. Uso de dibujos preparatorios: A diferencia de otros grandes maestros españoles como Velázquez, Goya empleaba dibujos preparatorios en sus obras. Realizaba apuntes, bocetos y dibujos previos para planificar sus composiciones, lo que le permitía capturar la vida y la espontaneidad en sus pinturas.

5. Influencias artísticas: En sus primeros años, Goya se vio influenciado por la pintura tardo barroca y rococó. Sin embargo, su viaje a Italia le permitió asimilar el clasicismo y el neoclasicismo, abriendo su visión hacia la pintura de la antigüedad clásica.

6. Influencias literarias: Goya también se vio influenciado por fuentes literarias. Obras de autores como Jovellanos, Voltaire y Cadalso tuvieron un impacto notable en su pintura. A su vez, la obra de Goya influenció a escritores como Mariano José de Larra, Benito Pérez Galdós e incluso Ramón Valle Inclán.

En conjunto, estas características contribuyeron a la singularidad de Goya como artista y a la riqueza de su obra, que abarca desde retratos realistas y penetrantes hasta representaciones crudas y provocativas de la sociedad de su época.

La evolución artística de Goya se puede dividir en tres etapas principales:

1. Primera etapa, 1758-1775: Durante este periodo, Goya produjo composiciones sencillas con figuras rígidas y colores opacos y terrosos. Su estilo mostraba influencias de la pintura de la época, especialmente la obra de Velázquez. Destacan obras como "Oración de las puertas del relicario de la Iglesia de Fuetedetodos" y la "Consagración de San Luis Gonzaga". En esta etapa, también realizó la "Bóveda de la basílica del Pilar", utilizando la técnica del fresco.

2. Segunda etapa, Goya en la Corte: A partir de 1775, Goya se trasladó a Madrid, donde trabajó en los cartones para tapices. Sus obras en esta etapa reflejan un gran optimismo y se acercan al estilo rococó, representando escenas populares. Sin embargo, también se evidencia su preocupación por lo social. Algunas obras destacadas son "La vendimia", "El albañil herido" y "El pelele". Durante este periodo, Goya ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la obra "Cristo crucificado", que mostraba influencias de Rembrandt.

3. Tercera etapa, 1800-1828: En esta etapa, los retratos de Goya se vuelven más dinámicos y se enfoca en el estudio psicológico de los personajes representados. Destaca "La familia de Carlos IV", donde Goya se retrata a sí mismo de manera más estática. También se evidencia su antipatía hacia el rey en el retrato de Fernando VII. En esta etapa, Goya pintó "La maja desnuda" y "La maja vestida", obras que revelan su relación con la Duquesa de Alba. Otra obra importante es "El tres de Mayo", que representa la brutalidad de la Guerra de la Independencia.

Además de estas etapas, se destaca la serie de pinturas conocidas como "Las pinturas negras", realizadas durante su estancia en La Quinta del Sordo. Estas obras reflejan un descenso a los infiernos y muestran la oscuridad y el pesimismo que caracterizan este periodo de su vida. Algunas obras destacadas de esta serie son "Saturno devorando a sus hijos", "Duelo a garrotazos", "Aquelarre" y "Perro semihundido".

Finalmente, en su etapa final, Goya se exilió a Burdeos debido a la represión absolutista de Fernando VII. En esta etapa, desarrolló una técnica casi impresionista y mostró interés por aprender nuevas formas de expresión. Destacan obras como "La lechera de Burdeos" y "Aún aprendo". Además, en su vejez, incursionó en la litografía, como se evidencia en "Los toros de Burdeos".

Los grabados de Goya desempeñan un papel fundamental en su obra y en su legado artístico. A través de diferentes series de grabados, Goya exploró una amplia gama de temas y técnicas, dejando una huella significativa en la historia del arte. Algunas de sus series de grabados más destacadas son las siguientes:

1. Las reproducciones de los cuadros de Velázquez: Goya admiraba y veneraba a Velázquez, por lo que realizó copias de las obras del maestro español en sus primeras series de grabados, durante su tiempo como pintor de la Corte.

2. Los Caprichos: Esta serie consta de 80 grabados realizados mediante aguafuerte y buril. Los Caprichos se centran en la crítica de los vicios sociales, como la gula, la lujuria o la hipocresía. Estos grabados provocaron la denuncia de la Inquisición.

3. Los desastres de la Guerra: Como testimonio de la Guerra de Independencia, Goya creó esta serie de aguafuertes y aguatintas que representan la miseria, la muerte y la tortura en un ambiente pesimista.

4. La Tauromaquia: Fruto de su afición por los toros, Goya realizó esta serie de grabados con el objetivo de captar una idea de los principios, progresos y estado actual de las corridas de toros en España.

5. Los Disparates: Publicados después de la muerte de Goya, esta serie de grabados está rodeada de misterio y contiene estampas sobre el carnaval, el baile y el erotismo, con una carga alegórica y una exaltación de lo irracional.

6. Los toros de Burdeos: Utilizando la técnica de la litografía, que recientemente había descubierto en Francia, Goya creó esta serie de grabados para evocar el mundo taurino.

La trascendencia del arte de Goya radica en que su estilo y temáticas influyeron en muchos artistas del siglo XIX y XX. Los románticos, realistas, impresionistas, simbolistas y surrealistas tuvieron en cuenta a Goya como referencia, tanto por su técnica como por la temática que abordó en su obra. Goya logró desarrollar un estilo único que no es fácil de clasificar, convirtiendo su pincel en una expresión artística distintiva. Su influencia y legado perduran en la historia del arte hasta el día de hoy.

El estudio de Velázquez y Goya en clase es de gran importancia debido a su legado artístico y su influencia en la historia del arte. Velázquez nos enseña la maestría en la representación de la figura humana y el dominio de la técnica pictórica, mientras que Goya nos muestra su visión crítica y su compromiso social a través de su obra. Estudiar a estos dos grandes artistas nos permite desarrollar habilidades de análisis visual, interpretación y pensamiento crítico, así como apreciar la belleza estética y comprender los contextos históricos y culturales en los que crearon. Su estudio nos inspira a expresar nuestra propia creatividad y a reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos. En resumen, conocer la figura de Velázquez y Goya en clase nos enriquece culturalmente y nos conecta con una tradición artística que sigue siendo relevante en la actualidad.

Bibliografía:

  • Francisco Calvo Serraller. "Goya". Editorial: Cátedra, 2019.
  • Valeriano Bozal. "Goya: vida y obra". Editorial: Electa, 2005.
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  • José López-Rey. "Velázquez: Obra completa". Editorial: Ediciones Cátedra, 2008.
  • Dawson Carr y Xavier Bray. "Velázquez". Editorial: Ediciones El Viso, 2018.
  • Javier Portús. "Velázquez". Editorial: Museo Nacional del Prado, 2015.
  • Carmen Garrido. "Velázquez: Técnica y evolución". Editorial: Editorial Turner, 2002.

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