ELEMENTOS FORMALES DE LA PINTURA

La necesidad que desde antiguo ha sentido el hombre por representar sobre el plano la visión del entorno, tal y como se muestra a nuestros sentidos, o bien partiendo de una idea interior, ha hecho de la pintura una de las actividades artísticas de mayor importancia. En su ejecución el artista se ha servido de dos elementos indispensables: el soporte y el color. A la aplicación de la pintura sobre el muro (pintura rupestre, el fresco, etc.) siguió, en una evolución casi paralela, la pintura sobre tabla, que alcanzó su máximo esplendor con la escuela de los pintores flamencos del siglo xv. Posteriormente los artistas italianos difundieron el empleo del lienzo sobre bastidor, que se convertiría en el soporte más utilizado por los pintores hasta el siglo xx, momento en que se cuestionaron las materias tradicionales de la pintura. En lo que respecta al color, su aplicación sobre las distintas superficies llevó a la creación de técnicas muy diversas como la pintura al óleo, a la encáustica, al temple, etc., que presentan como característica común el empleo de sustancias líquidas, que reciben el nombre de aglutinantes, en las que se diluyen los pigmentos que después se aplicarán sobre fondos previamente preparados con la ayuda de un pincel u otros útiles. A principios de siglo se adoptaron también como materiales pictóricos, papeles, telas y cartones pegados (collages), así como fotografías y carteles transformados por la acción destructora del artista (décollage) u otros objetos y tipos de pintura (acrílicas), que imprimen a las obras una nueva espacialidad.

La Escuela de Atenas, Rafael


La línea y el modelado

Para W. Kandinsky la línea es "... un ente invisible; la traza que deja el punto al moverse y por lo tanto su producto". Dentro del plano el trazo lineal adquiere dos funciones: la de sugerir volumen y profundidad, expresándolo a través de la perspectiva, que trataremos más adelante, y la de actuar como un elemento a través del cual se recortan las formas, marcando una clara frontera entre los diferentes campos del color. Este predominio de la línea dentro de la pintura tuvo su momento de máximo desarrollo en el arte románico. Desde finales del siglo III hasta el siglo XIII aproximadamente, la visión espacial del mundo antiguo fue sustituida por una clara bidimensionalidad y esquematismo, debido a que la imitación de la realidad visible tal y como es percibida por el ojo perdió su razón de ser. Ello dio como resultado una pintura de colores planos en la que la línea negra cumplió un papel fundamental delimitando los contornos y separando las distintas coloraciones. A este concepto respondieron también las obras del pintor postimpresionista Gauguin, y las de los pintores del expresionismo alemán. La representación del volumen en el plano bidimensional del cuadro se consigue a través del modelado: gradaciones de luces y sombras que llevan a que los cuerpos se destaquen del fondo en relieve, cobrando bulto y corporeidad, cualidades propias de la escultura. Esta manera de disponer en una pintura el contraste de luces y sombras recibe el nombre de claroscuro. Difundido sobre todo por Caravaggio, éste lo llevó hasta sus extremos utilizando fuertes contrastes de luces y sombras, consiguiendo que las partes iluminadas se destacaran violentamente sobre las zonas más oscuras. Este sistema recibió la denominación de tenebrismo o caravaggismo. Otra técnica de modelado fue el «sfumato» o esfumado, que permitió fundir un color con otro haciendo desaparecer, de forma suave, la línea de los contornos. Es un elemento constante en la pintura de Leonardo da Vinci, como se puede apreciar en el famoso cuadro de la Gioconda.

La Gioconda, Leonardo da Vinci

La perspectiva

Podemos definir la perspectiva como el modo de representar los objetos en tres dimensiones sobre una superficie bidimensional, en la forma y disposición con que se muestran a los sentidos. Es pues la representación ficticia e ilusoria del espacio que transforma el cuadro en lo que L. B. Alberti (1404-1472) denominó una «ventana abierta a través de la cual contemplamos la historia narrada por el pintor». Entre los diversos sistemas de representación en perspectiva podemos destacar la perspectiva lineal o "artificialis", descubierta por Brunelleschi durante la primera mitad del siglo XIV, en el ambiente cultural de la Florencia renacentista. Se caracteriza porque las líneas de las figuras son convergentes hacia el fondo, cada vez más pequeñas a medida que se desea presentarlas alejadas del espectador. Disminuyen de acuerdo con las llamadas líneas de fuga que convergen hacia el punto de fuga. A da Vinci y a los pintores del barroco (Rembrandt, Caravaggio y Velázquez) se debe la difusión de la perspectiva aérea o cromática, por la que se diferenciaban los primeros planos de una pintura, de los más alejados utilizando gradaciones de luz y color (claroscuro). Otros sistemas son la perspectiva caballera o vertical, que permite la representación de la escena como si se viera desde lo alto, de manera que los objetos más próximos al espectador se disponen en la parte inferior del cuadro, en primer plano, y los más lejanos se van superponiendo en vertical hasta la parte más alta, donde se dibuja la línea del horizonte.

Baco, de Caravaggio

El color

Si la perspectiva permitió al pintor reproducir sobre el lienzo el espacio real, el color contribuyó a ello acentuando la sensación de autenticidad y verismo. Atendiendo a la clasificación tradicional existen tres colores fundamentales o simples: el rojo, el amarillo y el azul, que mezclados entre sí por parejas dan los llamados colores secundarios o binarios: el anaranjado (amarillo-rojo), el violeta (rojo-azul) y el verde (azul-rojo). Cada color secundario forma con el tercer color primario que no ha entrado en su composición. los colores complementarios: así, el anaranjado es complementario del azul, el violeta del amarillo y el verde del rojo. Si se mezclan entre sí por partes iguales se destruyen dando un gris neutro. Estos seis colores principales se clasifican, a su vez, en cálidos(amarillo-anaranjado-rojo) y fríos (violeta-azul-verde). El color se divide asimismo en una serie de matices, denominados gamas.

Esquema de los colores


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