LA JOVEN DE LA PERLA, DE VERMEER. COMENTARIO.

En 1999, la escritora Tracy Chevalier escribió una novela sobre uno de las obras más icónicas de la historia del arte: "La joven de la perla". Más de cinco millones de copias después, el libro se ha convertido en una referencia para acercarse a este enigmático cuadro realizado por uno de más grandes maestros de la pintura del Siglo de Oro neerlandés: Vermeer.

Algunos hablan de "La joven de la perla" como la "Mona Lisa del Norte" por su parecido con la obra de Leonardo da Vinci; aunque hay una diferencia sustancial entre ambas representaciones y que hacen que esta afirmación sea en cierto modo relativa, ya que la obra de Vermeer es una 'tronie' (que veremos más adelante qué es), mientras que la de Leonardo es un retrato individualizado.


Y es que a pesar de ser mundialmente conocido, sabemos muy poco sobre este lienzo. Conocemos que fue hecha en el año 1665, que tardó unos cuatro meses en realizarla y que la identidad de la representada es una incógnita. En definitiva, sabemos que sabemos poco. De hecho "La joven de la perla" estuvo perdida durante 200 años aproximadamente, hasta que un coleccionista la compró en una subasta por poco más de 2 florines holandeses. Tan deteriorada estaba la obra que hasta que no se restauró no se pudo comprobar la autoría. Cuando se supo que fue hecha por Vermeer, evidentemente la historia cambió.

Detalle de la firma


Pero, ¿qué tiene esta obra que tanto llama la atención del espectador? Para mí, tiene algunos elementos que son determinantes:

Colores. La gama cromática de esta obra es muy reducida, solo ocres sobre un fondo oscuro y un poco de azul para el pañuelo de la joven. Este azul sin embargo no es un color cualquiera. Unos análisis recientes han descubierto que se trata de un azul de ultramar, un pigmento derivado de la piedra semipreciosa lapislázuli que solo se encuentra en algunas regiones de la zona de Afganistán. También el rojo de los labios es intenso; un rojo hecho a base de un derivado de insectos originarios de México.

Detalle de los labios

La perla. Para muchos, la esencia de este cuadro es la perla. Es lo que hace al cuadro ser lo que es. Una perla de gran tamaño que capta la atención del espectador por ese reflejo tan característico hecho con un punto blanco. Incluso esto ha sido objeto de debate, ya que algunos investigadores afirman que en realidad no se trata de una perla sino de un pendiente de metal, ya que la perla no emite ese reflejo tan intenso que Vermeer plasma en la obra.

Detalle de la perla

La belleza. Es indiscutible la belleza de la joven representada. Un rostro que en realidad no se sabe muy bien si ríe o no. Un rostro que tampoco sabemos de quién es, ya que se desconoce su identidad. Y esto último es algo habitual en la pintura holandesa del momento, ya que en realidad no se quiere representar a una joven concreta, sino el "ideal" de la modelo, el prototipo. Es lo que se conoce como "tronie" y fue muy popular durante el siglo XVII. Artistas como Rembrandt recurrían al tronie de forma habitual cogiendo a personas anónimas para sus obras. Un claro ejemplo también lo tenemos en La gitana de Hals.

La gitana, Hals, 1628. Museo del Louvre.

La luz. Si hay alguien que ha sabido trabajar la luz en los interiores, ese es Vermeer. Un auténtico maestro a la hora de dotar de iluminación las escenas de sus obras con focos dirigidos intencionadamente para resaltar algunas partes del cuadro. Y "La joven de la perla" es un ejemplo de ello.

La expresión. La expresión de la joven es sin duda alguna uno de los elementos clave. ¿Está feliz o está triste? ¿Mantiene curiosidad por algo o tiene cierta preocupación? Parece que ha sido plasmada en un instante fugaz, que se se está volviendo al espectador cuando se dirigía a otras cuestiones. ¿Interrumpimos su intimidad? Tal vez. Vermeer nos da pocos indicios de su estado emocional. Las esquinas de los ojos no están definidas ni tampoco sus cejas, por lo que dificulta aún más si cabe saber el estado emocional de la chica. Es nuestro cerebro quien lo determina, y esto hace que haya tantas intepretaciones como espectadores.


Como hemos dicho, la identidad de la chica realmente se desconoce. Podría ser alguien del círculo de Vermeer, pero hay algunas teorías que afirman que podría tratarse de una chica que tuviese una estrecha relación con el artista por esa mirada tan familiar, cercana y dirigida. ¿Su musa? ¿La chica que ayudaba a servir en casa? No lo sabemos a ciencia cierta.

Por otro lado, ¿qué sabemos de Vermeer? Pues en realidad sabemos muy poco. Estuvo casado con una mujer católica, vivió con su suegra, tuvo alrededor de 11 hijos y gran parte de su vida estuvo endeudado. Incluso el número de obras que se conservan es muy limitado; tan solo 36. En muchas de ellas se trata la temática de la mujer en tareas cotidianas: vertiendo la leche, escribiendo cartas o tocando el laúd. De esta última temática ya hablamos en ArteTorre cuando hacíamos referencia a "El concierto" de Vermeer: la obra de arte robada más valiosa del mundo.

Sin duda estamos ante una de las más icónicas obras de arte del mundo. Actualmente se conserva en el museo Mauritshuis de La Haya y solo ha salido en una ocasión, en el año 2014, para realizar una gira mundial. A su vuelta, se dijo que esta obra no volvería a salir en ninguna otra ocasión del museo. 


Ver "La joven de la perla" en HD (Google Arts & Culture)

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